Este viejo reloj del siglo XVIII que ha visto pasar a generaciones y generaciones de jerezanos por la mítica plaza del Arenal, se encontraba ayer en el suelo de la plaza no colocado de una forma idónea. Y es que hay que tener en cuenta que este reloj es parte de la historia de una ciudad que debería saber apreciar elementos como éste tratándolo mejor de lo que se ha hecho hasta ahora. Un poco de cariño a la historia.