Los accionistas de Abertis y Autostrade aprobaron ayer la fusión entre ambas compañías. Una operación que avanza bajo las reticencias del Gobierno de Romano Prodi, que no ve con buenos ojos la pérdida de control sobre las autopistas del país. La concesionaria española se mostró convencida de poder salvar las trabas planteadas y destacó el potencial del futuro grupo. Aún así, advirtió que no variará la composición prevista del consejo ni el reparto accionarial, que da preeminencia a la parte española.
El apoyo de los accionistas fue total. Primero, en Roma, y después en Barcelona. El presidente de Autostrade, Jean María Gros-Pietro, saludó el «importante paso adelante» y destacó el alcance internacional que la unión con Abertis proporcionará a la firma. La misma idea que manejaron el presidente y el consejero delegado de Abertis, Isidre Fainé y Salvador Alemany. La alianza debe salvar aún un escollo nada fácil, la aprobación del Ejecutivo Prodi. La unión dará lugar al líder mundial del sector.