Durante dos años y medio, los juzgados de Barbate han sido testigos de uno de los casos más curiosos de toda la provincia, el litigio entre el concejal del Partido Barbateño Unido (PBU), Jesús Marín, y el futurólogo Juan Rodríguez Fernández, más conocido como Rhadú. El caso mezclaba política, ritos mágicos e insultos cruzados, llegando el miércoles a una resolución que impide al vidente acercarse a menos de cien metros del edil en seis meses.
La peregrinación judicial de estos dos personajes comenzó en noviembre de 2003 cuando Rhadú le interpuso una demanda a Marín, entonces segundo teniente de alcalde en el Ayuntamiento, porque le debía 3.000 euros por unos ritos satánicos que habría llevado a cabo Rhadú para que Marín ganara las elecciones.
Sin embargo, éste no fue el inicio de la relación, ya que ambos se conocían desde hacía tiempo porque durante una época el ahora concejal se dedicó también al negocio del esoterismo a través de la lectura de cartas.
La reclamación del vidente barbateño no encontró respuesta, ya que el juez no encontró pruebas suficientes para condenar al edil por impago y archivó el caso. En la segunda parte de la historia es Jesús Marín quien, ya en la oposición municipal, denunció a Rhadú por daños contra su honor e imagen. El dictamen en este caso sí fue favorable al concejal, que ha obtenido una orden de alejamiento contra el santero.
El fallo llegó después de causar una polémica que trascendió más allá de la calle y los juzgados para llegar a los plenos del Ayuntamiento, donde Rhadú se colocaba detrás del concejal mirándole fijamente y lograba inquietar a Marín, que en más de una ocasión tuvo que abandonar la sala porque dijo encontrarse «realmente mal». Ahora el concejal se muestra satisfecho con la decisión del juez: «Me alegro de que se haya demostrado mi honradez como político que había quedado dañada».
En tanto, el futurólogo Rhadú continúa sin aclarar si recurrirá la decisión judicial y sin querer hablar con la prensa, a la que culpa en gran medida de haber perdido el litigio pese a que fue una de sus herramientas cuando presentó la demanda contra el concejal barbateño. Lo único que deja claro es que no quiere «saber nada de esta persona».
Y desde el municipio, los vecinos rechazan valorar este caso porque están a disgusto con la difusión mediática que ha tenido este especial juicio.