Los peores temores se vieron confirmados el jueves por la tarde cuando la fiscal de Lieja, Anne Bourguignont, ratificó una información que venía circulando desde la mañana: que Nathalie Mahy, de 10 años, una de las dos niñas secuestradas en Lieja el pasado día 9, fue violada antes de morir por estrangulamiento, y que esta fue también la causa de la muerte de su hermanastra Stacy, de 7 años. La noticia sumió a Bélgica en la consternación. Otra vez, dos crímenes directamente ligados a la pederastia, con dos criaturas débiles e indefensas objeto de abusos indecentes, asesinadas después por el o los autores del horrendo delito para escapar al reconocimiento de las víctimas.
De nuevo, pieza a pieza, Bélgica asistía a la reproducción del escenario del horror más sórdido, el que Marc Dutroux compuso a su antojo a mediados de la década pasada, para desconsuelo de toda la sociedad belga y zozobra de las élites gobernantes. Temprano por la mañana, los padres de Natalie y Stacy fueron informados de los resultados de las autopsias practicadas la víspera sobre los cuerpos de las dos niñas.
Poco después comenzaba a circular el rumor de que las dos pequeñas habían muerto por estrangulamiento y que la mayor, además, presentaba síntomas de haber sido violada. La fiscal, partidaria inicialmente de mantener en secreto los resultados de las autopsias, optaba por la tarde por hacerlos públicos. Con voz neutra desgranaba los hallazgos: «Stacy Lemmes presentaba lesiones en el cuello indicativas de haber perecido por asfixia. Natalie mostraba lesiones en la nuca y en el cuello propias de una muerte por asfixia, así como lesiones indicativas de una violación».
Prisión preventiva
La reacción del estamento judicial fue inmediata. Abdallah Aït Oud, principal sospechoso, veía confirmada por un mes la prisión preventiva a la que se encuentra sometido, por las sospechas que despiertan en los investigadores las circunstancias relacionadas con sus andanzas el día de la desaparición de las niñas, y aún después. Los abogados de Aït Oud habían pedido la liberación de su cliente, alegando que ninguna evidencia permite vincularle con el rapto de las niñas. El tribunal, sin embargo, optó por seguir las tesis de la acusación, para quien sí existen indicios suficientes de culpabilidad del sospechoso: su presencia en el lugar de los hechos, su desaparición durante cuatro días, el hecho de que haya intentado cambiar de apariencia afeitándose la cabeza y sus antecedentes judiciales.