La inflación bajó una décima en junio y se situó en el 4% en tasa interanual, casi un punto más que en el mismo período de 2005 y el valor más alto de los últimos cinco años, lo que confirmaría los negros augurios sobre la evolución negativa de uno de los principales lastres de la economía española, que perjudica aún más su baja competitividad. No obstante, al tratarse del dato adelantado que publica a finales de cada mes el Instituto Nacional de Estadística (INE), es posible que el índice general de precios de consumo (IPC) presente alguna variación final, que podría pasar por un recorte algo mayor.
Algunos expertos vaticinaban un descenso de hasta tres décimas en la inflación registrada este mes, pero parece poco probable que se llegue a ese nivel, sobre todo porque la mejora que esperaban en los precios de la energía y los alimentos no elaborados no ha sido tan sensible. Más bien, según otros especialistas, se estaría más cerca de ver confirmado el dato anunciado ayer por el INE, que supondría así un doble récord.
Ajustes
Por un lado, el 4% adelantado sería la tasa más alta del índice de precios armonizado (IPCA) -que se calcula con criterios comunes para todos los países de la zona euro-, desde que éste comenzó a publicarse en 1997. También sería el valor mayor del índice general desde junio de 2001, cuando la inflación alcanzó el 4,2%. El gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, se refirió a este problema al hablar de los «ajustes» que necesita la economía española, a los que dijo que «viene muy bien» el proceso de subida de tipos, pues serviría para frenar las presiones de la demanda. Debido a ello, explicó, «las familias tendrán que hacer sus cálculos de pagos con los tipos venideros y los bancos deberán informar del crédito en situaciones más complicadas», lo que contribuirá al agotamiento del modelo hipotecario actual.
A Caruana, que realizó una de sus últimas intervenciones públicas antes de ser relevado el próximo 12 de julio por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, no le preocupa esta situación siempre que sirva para «desacelerar» el crédito hipotecario. Defendió en este sentido que la política monetaria, en manos del Banco Central Europeo (BCE), debe utilizarse «con carácter preventivo» para prevenir posibles tensiones inflacionistas.
«El Banco de España -dijo- ha hecho todo lo que podía hacer y un poco más» para advertir a los consumidores de su elevado nivel de deuda y de la «sobrevaloración» de la vivienda y, sin embargo, «muchos aún no son conscientes de los riesgos que asumen». En cualquier caso, el gobernador apuntó que al final son las propias familias y las entidades bancarias las que deben tomar sus decisiones.
Previsión
La previsión del Banco aún pasa por que se produzca un «ajuste benigno» en ambos factores (vivienda y deuda), si bien advirtió que un cambio de ciclo económico y una subida de tipos mayor de la esperada «harían más sensibles» a los hogares más endeudados. Ya respecto a la economía española en general, unió la pérdida de competitividad a la inflación creciente como principales riesgos, frente a los que volvió a apostar por una contención mayor del gasto público.