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Viernes, 30 de junio de 2006
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Deportes
Incierto regreso a Indianápolis
Después de que el año pasado sólo corrieran seis coches por la guerra de neumáticos, este circuito podría desaparecer en beneficio de Las Vegas, China, India o Rusia
Incierto regreso              a Indianápolis
PARRILLA. El circuito de Indianápolis, el año pasado.
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Si la televisión representa un termómetro del interés general, se puede asegurar que la Fórmula 1 apenas despierta un átomo de pasión en Estados Unidos. Se encuentra en apogeo la Liga de béisbol, se sigue con atención el desarrollo del Mundial de fútbol de Alemania, funciona un amplio despliegue del draft de la NBA y por el efecto de Armstrong tiene su hueco la previa del Tour. Los periódicos hablan de golf, de balances sobre la liga de hockey, de la Indy Car. Ni palabra de la Fórmula 1. Ni reseña en breves de Fernando Alonso. Todo lo contrario de Canadá. Hay que llegar hasta Indianápolis, en el estado de Indiana, patria chica de Larry Bird, para descubrir que este fin de semana se va a celebrar aquí una carrera de F-1 con un español al mando de las operaciones.

Y es que el año pasado se juntaron el hambre con las ganas de comer. La afición menos entusiasta con el mayor fiasco de los últimos años de la F-1. El plante de todos los equipos Michelín y la ridícula fotografía de sólo seis coches en la parrilla de salida. Renault, McLaren, Williams, Toyota, Red Bull, Honda y Sauber adujeron que no podían garantizar la seguridad de sus pilotos con los neumáticos que habían llevado a Indiana. Ralf Schumacher se estrelló el viernes en la curva más rápida del Motor Speedway y todo derivó en un plante. Más de 130000 espectadores se quedaron sin gran premio. Ecclestone pidió a Briatore una ayuda para salvar el negocio, pero el italiano eligió la integridad de sus pilotos. Al día siguiente, las portadas de medio mundo no eran de champán. Sólo seis coches y catorce plazas vacías.

Un año después, la disputa continúa entre sobreentendidos. Ecclestone, patrón del negocio, y Tony George, jefe del circuito oval, son los gallos de la pelea. La renovación del contrato pende de un hilo y Ecclestone ha dicho que la F1 no necesita una parada en Estados Unidos. «No pasaría nada si no la hay-ha dicho el gran Bernie en el Times-. No perderíamos patrocinadores y tampoco contratos de televisión. Tenemos más espectadores en Malta».

Ecclestone ya anunció en el invierno que sopesaba la idea de realizar una carrera en Las Vegas en sustitución de Indianápolis. Pretendientes no van a faltar para su negocio. China, India y Rusia aspiran a organizar un festival de F-1 y Ecclestone irá allá donde vea un surtidor de dólares. El pulso de Ecclestone choca, sin embargo, con las pretensiones comerciales de las escuderías. Ferrari declara que «Estados Unidos representa el principal mercado de venta de nuestros coches». Y Norbert Haug, de McLaren, ha remarcado que «nosotros somos una compañía germano-americana y nos gustaría que siguiera habiendo dos grandes premios en Norteamérica».



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