El de ayer fue un día de fiesta en cada esquina de El Puerto. El Racing Portuense en pleno brindó el recién conseguido ascenso a Segunda B a una afición que se volcó con los festejos desde el mismo instante en que el pitido final del colegiado certificaba la vuelta de los rojiblancos a la división de bronce tras 14 años de ausencia. Una larga espera que desde luego merecía la más intensa de las celebraciones. Y así fue, como se dio buena cuenta desde la misma noche del domingo, cuando los aficionados y jugadores tomaron la fuente de la Noria.

Pero una noche siempre es larga y esta ocasión no lo iba a ser menos. El Real Club Naútico de El Puerto fue el escenario elegido por el equipo para dar rienda suelta a la alegría propia de un ascenso. Allí, los presentes tuvieron tiempo de cantar, bailar, comprobar las buenas maneras de Zúñiga entonando rap e, incluso, de recordarle cariñosamente a Javier Zafra su pasado como cadista.

Ayer llegó el turno de pasear el flamante ascenso por las calles de la ciudad. Todos los integrantes del equipo se reunieron a las 17.00 horas en el estadio José del Cuvillo, desde donde partieron en coches de caballo con destino a la iglesia Mayor Prioral para realizar la tradicional ofrenda floral a la patrona de la ciudad, la Virgen de Los Milagros. Una vez finalizada la ceremonia, la comitiva enfiló de nuevo las calles de El Puerto, esta vez rumbo al Ayuntamiento. Un trayecto durante el que pudieron escucharse los vivas de los aficionados que jalonaron el camino. A las puertas de la Casa Consistorial les esperaba el alcalde de la ciudad, Hernán Díaz, quien les felicitó por la gran temporada realizada y les deseó la mejor de las fortunas de cara al nuevo reto que significará jugar en Segunda B. La traca final llegó a las 21.00 horas, con una nueva cena oficial en la que estuvieron presentes todos los miembros del club.