-¿Cuántos años lleva como cocinero profesional?
-Prácticamente desde que salí del colegio con catorce años. Entré a trabajar en el Hostal San Marcos de León como aprendiz, fregando platos, cacerolas y ollas como un loco. Durante mi tiempo libre me acercaba a los cocineros para ver como trabajaban, aunque ellos no te dejaban acercarte casi nunca.
-¿Cómo es que le dio por venirse a esta ciudad?
-Llegué en 1969 para la inauguración del Hotel Jerez. Pertenecía a la cadena Entursa, una cadena estatal al igual que el Hostal San Marcos y me enviaron aquí por necesidades laborales. Después me enviaron al Hotel Iberia de Las Palmas por los mismos motivos durante seis meses, pero poco después me hicieron regresar a Jerez como jefe de cocina y allí estuve durante catorce años.
-¿Qué hizo después?
-Me asocié con Tomás Bacas, un gran amigo mío. Abrimos el restaurante San Francisco y un año más tarde el Reino de León. Después de otros catorce años decidimos separarnos amistosamente y cada uno se quedó con un negocio, desde entonces estoy aquí.
-¿Y cómo le ha ido en esta aventura personal?
-Estupendamente, gracias a mi mujer y mis hijos, aunque al principio tuvimos que tirar para arriba. Ahora ya tengo 59 años y estoy preparando el negocio para que lo dirija mi hijo Óscar dentro de unos meses.
-¿Y qué tal la clientela?
-Una clientela familiar. Gente excepcional tanto de Jerez como de fuera.
-¿Y la carta de la casa?
-Todo productos de mi tierra. Chorizo, chacina, jamón, quesos, panzeta, morcilla, costillitas de cordero, mollejas a la plancha y por supuesto el entrecot, sin olvidar la setas al vino, con las que gane el primer premio de TapaCentro.
-¿Y cómo se encuentra ahora?
-Totalmente integrado. Me siento como un jerezano más y muy querido por mi clientela, y eso hay que tenerlo en cuenta en este negocio.