La llegada de la polémica ley antitabaco, hace hace ahora seis meses, no dejó indiferente a nadie. Los bares menores de 1.000 metros cuadrados tuvieron que decidir si dejar fumar o no a sus clientes, los quiosqueros de toda España se movilizaron contra una ley que consideraban injusta y que les impedía vender cigarrillos, los estanqueros se unieron a las protestas y las empresas se llenaron de carteles alertando de la prohibición de fumar en la zona de trabajo por lo que desde entonces muchas son las personas que tienen que encender un cigarrillo a las puertas de sus oficinas.
En este medio año el panorama ha cambiado, aunque para algunos sectores no tanto. En las empresas se continúa aplicando la ley a raja tabla y la Confederación de Empresarios de Cádiz en Jerez manifiesta que «no ha habido ningún problema con respecto a la implantación de esta normativa en las zonas de trabajo. Desde un principio se tuvo claro que esto era una ley y que como tal debía aplicarse».
No obstante, la situación de los quiosqueros no es la misma que la que vaticinaban el pasado 30 de enero cuando se paseaban por las calles de toda España exigiendo al Gobierno una modificación de la Ley 28/2005 que les impedía vender tabaco en sus establecimientos. A raiz de estas movilizaciones un Real Decreto dio la vuelta a la situación, aunque eso sí, podrán vender tabaco gracias a unas máquinas expendedoras que deberán estar ubicadas en el interior de los quioscos de prensa. «Este hecho fue un pequeño paso hacia adelante que conseguimos dar y que ha hecho que no tengamos tantas pérdidas como llegamos a anunciar en su día. De todas formas, es cierto que han disminuido las ventas pero porque parece ser que la gente fuma menos», como señala el presidente de la asociación de quiosqueros de Jerez, Juan Antonio Franco.
En esta última apreciación coincide con Aurelio de Felipe, presidente de la asociación de estanqueros de la provincia de Cádiz, quien, desde su establecimiento ubicado en Jerez, sostiene que «tal vez nosotros seamos el sector que más ha notado la aplicación de la ley antitabaco ya que las ventas han disminuido de forma progresiva a lo largo de estos seis meses».
Los motivos de estas «considerables pérdidas», que según los últimos datos oficiales oscilaban en torno al 17%, «se pueden deber a que es totalmente cierto que la gente parece consumir menos tabaco que antes además de que ya no puede vender tabaco todo el mundo, como ocurría unos meses atrás. El hecho de que las maquinas expendedoras puedan ser ubicadas en los quioscos de prensa puede que haga mejorar la situación, pero eso está aún por ver».
Las grandes pérdidas ocasionadas por esta ley las están sufriendo de forma directa las gasolineras y las grandes superficies algo que desde la asociación de quiosqueros se cree que «no durará mucho tiempo más. El peso de las gasolineras es muy fuerte y tal vez con la presión y con el paso del tiempo el Gobierno encuentre otra medida para que estos sectores vuelvan a comercializar con el tabaco».
Asimismo, los estancos sostienen que esta reducción de lugares donde adquirir cigarrillos ha ocasionado hasta la fecha «una afluencia en las tiendas bastante considerable de clientes en busca de cajetillas en lugar de cartones como era antes». De esta forma, esta ley antitabaco también ha originado que se produzca una venta cada vez más igualitaria en todos los estancos de la ciudad, es decir, «hay una media general de ventas más próximas entre los distintos estancos de Jerez», en palabras de Aurelio Felipe.
A pesar de todo lo expuesto, parece que aún hay que esperar algún tiempo más para poder comprobar cuáles son los efectos reales de esta normativa que aunque impopular puede resultar efectiva.