La visita de Estado del presidente de Argentina que termina hoy, le habrá permitido constatar a Néstor Kirchner el compromiso político y económico español hacia su país. A pesar de la lenta superación de la crisis de 2001 y de las peligrosas tendencias populistas del presidente argentino, Gobierno y empresarios españoles apoyan la recuperación argentina y han lanzado mensajes muy positivos, siguiendo el ejemplo del Rey. Así, españoles de todos los partidos y tendencias están totalmente de acuerdo en que, gobierne quien gobierne, se debe favorecer esta relación bilateral hispanoargentina por razones históricas y estratégicas, además de por los crecientes lazos humanos y empresariales. Lo que se confirma con el hecho de que en enero de 2005 la relación entre ambas naciones se elevó al grado de asociación estratégica y ayer se firmó el primer Plan de Acción para darle contenido. La sintonía ideológica entre los Ejecutivos de Madrid y Buenos Aires es una buena oportunidad para que, por parte española, se trasladen mensajes de moderación y se fomente el desarrollo institucional y democrático de la región. Y depende del Gobierno argentino decidir si se responde o no a las expectativas españolas. Porque, al margen del desarrollo de la asociación estratégica en ámbitos políticos y culturales, la visita de Estado ha tenido sobre todo un alto componente económico y empresarial; como demuestra el que las empresas españolas hayan trasladado al presidente Kirchner mensajes de preocupación tan concretos como la cuestión del aumento imprevisible de las tarifas en los servicios públicos que prestan y la reclamación de mayor seguridad jurídica en sus inversiones en el país, que suman un total de 50.000 millones de euros en estos últimos años. Desafortunadamente, no se puede decir que Kirchner haya respondido al empresariado español como estos deseaban; porque limitarse a subrayar que peor era lo que ocurría bajo el mandato de Menem -aunque matizando que su Gobierno toma nota-, no es la respuesta que seguro deseaban oír los inversores españoles, ni la mejor manera de avalar esa seguridad jurídica tan atractiva que dice ofrece su país. Al menos, el presidente argentino agradeció a España su apoyo solidario durante la crisis de 2001 y subrayó la determinación de su país por satisfacer la deuda «económica y también moral» con España.