Los tres concejales del PP, Rosario Mateos, Rafael Manzorro y Beatriz Verdugo, que en la reunión del Comité Ejecutivo Provincial de ayer tarde eran suspendidos de militancia y por tanto expulsados de esta formación, pusieron en marcha durante la jornada de ayer todo tipo de estrategias jurídicas para conseguir revocar dicha decisión.
Mientras tanto, el presidente local del Partido Popular en Chiclana, Nicolás Aragón, era tajante en sus manifestaciones. «Por fin ha llegado la hora de hacer limpieza y cerrar página», aseguraba esperando que la decisión de su partido ponga fin al continuo cruce de acusaciones y desmentidos entre ambas partes.
Sea como fuere, Aragón deberá esperar ahora a que se haga pública la segunda parte de la crisis en el seno del PP. De hecho, antes de que termine esta semana se sabrá si finalmente es o no el próximo candidato de los populares a las municipales de marzo. «Todo lo que se ha decidido se ha hecho con arreglo a lo que marcan los estatutos del partido. Nadie ha tomado decisiones a la ligera y la expulsión de los tres ediles está perfectamente consensuada y sin cabos sueltos», añadía el propio Nicolás Aragón, quien volvió a insistir en que él era «un hombre de partido».
Ahora toca esperar a que se produzca el paso de los tres expulsados del PP (y presumiblemente también de una cuarta, Milagros Fernández), a la categoría de concejales no adscritos, puesto que en la Corporación chiclanera no existe la figura del grupo mixto.