La ralentización del mercado inmobiliario afecta también al sector de la vivienda vacacional. El precio de los denominados pisos de playa aumentará un 9% este año y un 6% en 2007, muy por debajo de ejercicios anteriores, según el informe de la consultora especializada Grupo i. El estudio -avalado por el Banco Santander, la inmobiliaria Avantis, la Asociación de Promotores de Turismo Residencial y Deportivo de Andalucía (Promotur) y la plataforma de promoción del turismo LiveinSpain- destaca que la Costa de la Luz, junto a las islas y la Costa Cálida (Murcia) y Azahar (Castellón) son los destinos preferidos de los compradores, tanto nacionales como extranjeros. En 2005, Cádiz contaba según este mismo estudio con 77.000 casas vacacionales, el 7% de las 1,1 millones que existían en el país.
El informe señala que el boom inmobiliario español, aún notable, comienza a perder fuerza, al igual que el sector de vivienda vacacional, lastrado por el alto precio de los inmuebles y la menor demanda extranjera, que copa casi la mitad de las compras. El estudio de Grupo i revela que el tiempo medio para vender las promociones de viviendas es de 25 meses para los bloques y de 27 meses para las unifamiliares. Según datos del Banco de España, la inversión foránea en vivienda el año pasado sumó 5.500 millones de euros, lo que supone un 17% menos que en 2004. La llegada de competidores más baratos y con más recorrido también tienen su peso en el enfriamiento del mercado.
Más competidores
El trabajo de Grupo i, que incluye la opinión de los promotores, señala a Túnez, Croacia y al resto del arco adriático junto a Portugal como los países que ganan cuota de mercado, si bien recuerda el elevado potencial español y sus «indudables» ventajas frente a estas regiones: infraestructuras (aeropuertos), clima, equipamientos, la cercanía a Europa y las condiciones financieras (euro). Los responsables de la consultora reclamaron a las administraciones «que hagan un esfuerzo por promocionar España no sólo como destino turístico, si no como destino de vivienda vacacional».
Entre las amenazas del sector de en el país, Grupo i destaca la saturación urbanística, la potenciación de la imagen turística de otros destinos, con mayor apoyo estatal, el menor atractivo para la inversión y la sequía.
La demanda de segundas residencias en el país se reparte entre los compradores nacionales (61%) y los extranjeros (39%). Entre los primeros, los que más pisos de playa compran son los madrileños, que copan el 17,3% de las adquisiciones. Tras éstos, los catalanes (14,8%), los andaluces (13%) y los valencianos (12,8%). Entre los extranjeros, los más activos son los británicos, con un 30% de la demanda. Les siguen, alemanes (27%), franceses (9%) y holandeses ( 8%). Todos buscan «urbanizaciones cerradas, cercanas a núcleos urbanos y a la costa, con zonas ajardinadas y con equipamientos que garanticen el ocio y las prácticas deportivas, con un gran auge del golf», apunta el estudio.
La radiografía de la residencia de playa describe dos modelos de inmueble: el apartamento de dos dormitorios y 114 metros cuadrados (incluyendo zonas comunes), que cuesta alrededor de 233.000 euros de media; y la vivienda unifamiliar de tres dormitorios y 160 metros cuadrados, que se sitúa en torno a los 386.000 euros.