-¿Cuánto tiempo lleva trabajando como taxista?

-Voy a hacer ahora seis años trabajando en el gremio del taxi.

-A lo largo de estos años habrá visto de todo desde el volante.

-En el taxi, nunca llegas a saberlo todo. Incluso los que llevan treinta años aprenden todos los días algo nuevo. Es un oficio en el que ves muchas situaciones y nunca llegas a conocerlo realmente. De hecho, es muy difícil solucionar los problemas del taxi porque en muchas ocasiones, es una situación imprevisible. Nunca se sabe cómo va a actuar el público, si es hora punta o no.

-¿A quién teme más, al que se sienta detrás o a los demás conductores?

-A todo. De hecho, mi mujer me riñe muchas veces cuando voy en mi coche particular porque voy mirando a todos lados y no presto atención a la conducción. Tienes que ir pendiente del que montas, del tráfico, del dinero que te pagan. Creo que el taxista desarrolla un sexto sentido y percibe cosas que a los demás le costaría más ver.

-Usted que las sufre diariamente, ¿cree que las rotondas ayudan al tráfico?

-No soy ningún entendido en el tráfico. Pero si me hubiera tocado diseñarlas, habrÍa hecho de otra manera ciertas rotondas de Jerez. Por ejemplo, en la del hotel Jerez la habría puesto a diferentes niveles.

-¿Por qué ha elegido el London Taxi?

-Porque actualmente es el único vehículo que respeta al pasajero, que va cómodo. Además, tiene la barrera para el conductor para poder trabajar a gusto. Y yo lo he notado, porque trabajo más a gusto de noche. Da respuesta a la seguridad, y además a los discapacitados, que están abandonados en esta ciudad.

-¿Cuál es la anécdota más curiosa que le ha pasado?

-Con el London Taxi, unas chicas que iban de despedida de soltera me hicieron que encendiera las luces, y se pusieron a hacer fotos dentro del coche.