Orlando Lucena Ortega lleva diez años en el Rocío y nueve viviendo el camino. El primer camino para todos los rocieros es especial. Son muchas las vivencias, unas espléndidas y reconfortantes, otras, algo pasadas por agua.
«En el año 1997 hice mi primer camino. En la segunda noche en Carbonera monté tan mal la tienda que tenía para dormir que sobre las cinco de la mañana, cuando empezó a llover fuerte, me desperté tocando agua a todo mi alrededor porque se había inundado toda la tienda. Incluso los colchones se quedaron inservibles ya para siempre», recuerda Orlando.
«Los que estábamos durmiendo dentro de esa tienda nos tuvimos que salir de allí porque era preferible mojarse fuera directamente del agua de la lluvia que quedarse dentro en las condiciones en las que se encontraba la tienda».
La inundación de la tienda que llevaba Orlando para pasar su primer camino del Rocío fue tal que «para el dia siguiente los compañeros que venían conmigo haciendo el camino me entregraron una tienda nueva y colchones para poder pasar la tercera noche del camino, ya en Guaperal».