La voz Digital
Martes, 20 de junio de 2006
  Alertas   Envío de titulares    Página de inicio
PORTADA NOTICIAS ECONOMÍA DEPORTES OCIO CLASIFICADOS SERVICIOS CENTRO COMERCIAL PORTALES


DEPORTES
MÁS FÚTBOL
Prueba de madurez
'El Niño' Torres, 'pichichi' del Mundial con tres goles, encarna las grandes virtudes de España: oficio, pegada y desparpajo
Prueba de madurez
Imprimir noticiaImprimirEnviar noticiaEnviar

Publicidad

España es la selección más joven del Mundial. Pero tiene tablas. El pasado miércoles, frente a Ucrania, sopesar las posibilidades de este equipo resultaba complicado porque todo salió a pedir de boca: dos goles en veinte minutos a balón parado, penalti a favor cuando el choque estaba dormido y un cuarto tanto para enmarcar. La eventual inexperiencia del grupo de Luis Aragonés quedó en un segundo plano, en buena parte por las facilidades que dieron los rivales en el debut. Era la primera vez que los titulares del combinado nacional jugaban juntos y quizás era necesario que se produjera una adversidad como la de ayer -tener el marcador en contra- para saber con certeza si el entendimiento de estos futbolistas fue fruto de un marcador encarrilado y de la debilidad del contrincante o si hay experiencia y desparpajo para superar tiempos de adversidad.

Lo visto anoche en Stuttgart fue una demostración evidente de que esta selección tiene enjundia y, lo que es más importante, que es fiel a una filosofía aprendida de memoria: tocar y tocar hasta que el enemigo se aburra. Los jugadores no traicionaron nunca esta máxima. Ni siquiera lo hicieron cuando los negros nubarrones se cernieron sobre el estadio y en la mente de los aficionados comenzaron a rondar los fantasmas del pasado. Daba la sensación de que había un convencimiento colectivo de que se podía remontar ante Túnez, de que los 'jugones' y los 'bregadores' tienen una llave maestra para abrir todas las puertas aunque estén cerradas a cal y canto. Y esa confianza es posible porque España aúna tres grandes virtudes sobre el campo que sabe explotar al máximo: madurez, un desparpajo fuera de la común y una pegada considerable.

Es cierto que en la primera parte la experiencia se vio básicamente en ataque porque a los defensas les temblaron un poco las piernas. Pero esos nervios desaparecieron cuando la selección saltó al campo tras la reanudación y se quedó con el balón. A partir de entonces, el rival ya no existió. Xavi, Xavi Alonso y Cesc, que sustituyó a Senna, moldearon la pelota como quisieron y siempre encontraron espacios. Muchos de esos 'agujeros' en la defensa africana fueron posibles por el trabajo descomunal de Fernando Torres. Es innegable que 'El Niño' tiene carencias técnicas, pero las suple con una movilidad incansable y un poderío físico descomunal. Carreras entre líneas, desmarques falsos para abrir huecos, amagos. El 'colchonero' trajo por la calle de la amargura a los centrales a pesar de que en ocasiones pecó de individualista.

Las diagonales

Hubo un momento en que parecía que el monólogo español iba a ser inútil hasta que surgieron las jugadas naturales por las bandas. El empate noqueó a los tunecinos y 'El Niño' lo vio. Con los centrales asfixiados y fuera de sitio, empezó a tirar unas diagonales endiabladas hasta que encontró el camino. Sólo un centrocampista como Cesc, un prodigio de madurez y genialidad, es capaz de ver un pase como el que le dio, marca de la casa. Torres no dudó en encarar al portero y consumar la remontada. Pegada, oficio y desparpajo en unos pocos segundos. Después aún tuvo fuerzas -le sobran- para intentar rematar de cabeza un centro de Raúl. No llegó porque le hicieron penalti. Él mismo lo transformó y, con ese gol, se ha convertido en el 'pichichi' de este Mundial.

Con los deberes hechos, España debe asegurar la primera plaza de su grupo y empezar a pensar en el cruce de octavos. Ya sabe lo que es ganar fácil y también lo que es sufrir. Hay un estilo propio, 'made in Spain'.



Sudoku Canal Meteo Horóscopo
Vocento