Los que pasaron ayer poco antes de las diez de la mañana por la calle Honda, la rotonda de los Casinos, Porvera y aledaños pudieron comprobar como estas céntricas vías jerezanas habían perdido de un plumazo su aspecto habitual para convertirse en algo más parecido al río Nilo o al Misissippi. La tromba de agua anegó el asfalto y las aceras, se coló en los comercios y en las viviendas, cogió por sorpresa a más de uno, dejó atrapadas en los soportales a decenas de personas, obligó a que algunos se descalzaran para poder cruzar la calle, se metió en el interior de algunos coches, movilizó a Bomberos y Policía Local, cortó calles por toda la ciudad, puso en apuros a algunos vecinos de zonas del extraradio como Las Flores, dejó a todos boquiabiertos y tal como llegó se marchó minutos después. En definitiva, el mismo desastre, el mismo follón que se forma en Jerez cada vez que caen cuatro gotas, aunque esta vez eran algunas más.