La profunda crisis que vive el sector pesquero en la provincia de Cádiz también tiene su repercusión, aunque menor, en Chiclana.
Así, hasta una decena de embarcaciones que tienen detrás a más de una treintena de familias chiclaneras con puerto base en Sancti Petri y que se dedican a la pesca artesanal del pulpo en el caladero del Golfo de Cádiz sufren las consecuencias de una Orden Ministerial que ordena el paro biológico de las capturas entre durante tres meses.
En concreto, entre el 15 de junio y el 31 de julio (paro obligado para las nasas y redes de estas embarcaciones) y el 15 de septiembre y el 30 de octubre (paro generalizado para todas las especies), los pescadores chiclaneros aglutinados bajo la Asociación Mar de Sancti Petri denunciaban ayer que «no podremos faenar y ni siquiera recibiremos un euro en ayudas o subvenciones por este paro biológico».
Además, y en un claro agravio comparativo a su juicio, «Agricultura y Pesca no impide que los barcos arrastreros que esquilman el caladero sigan faenando mientras que nosotros tenemos que dejar de pescar más de tres meses».
Esta situación ha llegado incluso a debate en el Congreso de los Diputados a raíz de una proposición no de ley presentada por el Partido Popular. En concreto ha sido el diputado gaditano del PP, Aurelio Sánchez, quien defendía la necesidad de anular una Orden Ministerial que han recurrido y que «podría ser anticonstitucional por varias razones».
Entre ellas están la inexistencia de un informe «preceptivo» que evidencie la situación actual del caladero y que debería realizar el Instituto Nacional de Oceanografía. «En estos momentos no sabemos cómo está el caladero, y encima, lo que es seguro que si no paran los arrastreros seguirá haciéndose daño, mientras estos barcos artesanales no pueden trabajar», afirmó Sánchez.
Los responsables de la Asociación de Pescadores Mar de Sancti Petri y de la Asociación de Naseros de Cádiz, Jesús Gómez y José Rúa respectivamente, recordaron también que «con esta actitud se propicia que muchos tengamos que vernos obligados a faenar de manera ilegal y sin respetar el tamaño de las capturas».