El Consejo Europeo que se inició ayer en Viena, y con el que se cierra la presidencia semestral austriaca, lo hizo bajo las serias advertencias del antiguo presidente de la Comisión, Jacques Delors, de que el proyecto europeo puede fracasar por falta de liderazgo y de ideas. El político francés ha propuesto limitar el número de Estados miembros futuros y, sobre todo, ha llamado a una integración más estrecha entre los doce países miembros del euro. En una línea parecida, tanto el primer ministro italiano y ex presidente de la Comisión, Romano Prodi, como el presidente de la Comisión, Durao Barroso, han expuesto estos días sus ideas de una Unión centrada en proyectos concretos, que añadan valor a los ciudadanos. La realidad es que el clima de pesimismo sigue dominando las reuniones de los Veinticinco, aunque en esta ocasión todos parecen decididos a centrar su atención en los problemas concretos de la Unión y dejar a un lado los muchas veces abstractos debates constitucionales. Así, figuran en la agenda de esta cumbre de Viena los temas referentes a la politica exterior energetica, especialmente en lo referente a Rusia; la entrada de Eslovenia en el euro y la relación con EE UU, tras el delicado asunto de los vuelos de la CIA en Europa y la petición de cierre de Guantánamo. Sin embargo, y debido a que unos días después de la cumbre el presidente George W. Bush visitará Bruselas para celebrar una reunión bilateral con los europeos, es seguro que se dejarán de lado los asuntos más espinosos para centrarse en temas económicos -el primer ministro danés ha propuesto la creación de un área de libre comercio entre la UE y EEUU-, y celebrar la excelente cooperación en relación a Irán y los Balcanes. Ahora bien, la cuestión más delicada políticamente para la Unión es, sin menospreciar todo lo anterior, el tema de la siguiente ronda de ampliaciones. La presidencia austriaca quiere aprovechar la cumbre para que se empiece a hablar claramente de hasta dónde puede ampliarse la Unión y a qué ritmo. Y de salir adelante sus planes, por primera vez se tendría en cuenta a las opiniones publicas.