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Viernes, 16 de junio de 2006
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JEREZ
Jerez
Investigan la muerte de un menor jerezano en un centro educativo de Málaga
El pequeño falleció el mismo día en que su madre recuperaba su custodia
Un juzgado de Málaga investiga la muerte de un adolescente jerzano de 12 años en la piscina del Instituto Psicopedagógico Dulce Nombre de María, en Pedregalejo, que atiende a menores con necesidades educativas especiales. El fallecimiento se produjo el viernes en torno a las 18.30 horas. El adolescente tomaba un baño entre un grupo de diez compañeros vigilados por tres educadores, según fuentes de la dirección del centro dependiente de la Junta de Andalucía. Al parecer, uno de los alumnos avisó a un monitor de que el menor estaba inmóvil en el fondo de la piscina.

Personal del instituto -cuenta con un médico y un ATS de guardia- realizaron maniobras de primeros auxilios mientras llegaban efectivos del 061, que no consiguieron reanimarlo. Poco después, la comisión judicial certificó la muerte del interno.

El juzgado de instrucción número 4 de Málaga capital tiene abiertas diligencias previas sobre el caso, que está pendiente del informe forense definitivo, a cargo del nstituto de Medicina Legal de Málaga en el Parque Cementerio (Parcemasa). Al parecer, se han encontrado indicios internos de ahogamiento, aunque se investiga si concurrieron otras circunstancias previas que desembocaron en un desvanecimiento o una pérdida de conocimiento.

El pequeño Agustín llevaba poco más de un año en el centro, y fue el mismo viernes cuando el juzgado de Instrucción número 4 de Jerez había notificado a la madre, Rocío Ávila, que había recuperado su custodia y la de su otro hijo, de 13 años e internado en otro centro de Benalup, a la espera del dictamen definitivo de los órganos de protección de menores de la Junta de Andalucía. A las ocho de la tarde, la madre recibió la noticia de que el pequeño había fallecido.

Según Juan Manuel Delgado, abogado de Rocío, ella perdió la custodia de los menores -se otorgó a los abuelos paternos, a quienes después fue retirada- por una denuncia de supuestos malos tratos habituales de los que se acusaba también a su nuevo compañero sentimental. A éste último se le imputaban varios episodios violentos, en concreto uno en el que supuestamente pegó a uno de los menores con una correa. En julio de 2005, quedaron absueltos.











Se había integrado en el instituto, donde su madre afirma que lo trataban bien. «Estaba en Primaria. Le gustaba hacer de todo, sobre todo dibujar. Me regalaba corazones coloreados. No hay un papel que no diga: 'Te quiero, mamá'».

Ella solía ir a verlo una vez al mes, o cada mes y medio. «No iba más porque el niño pegaba un bajonazo cada vez que me marchaba. Hablábamos todos los lunes por teléfono y le mandaba chucherías por correo. ¿Chocolote, le gustaba mucho el chocolate!», rememora la madre. «Me encargó una zapatillas para hacer deporte; se las tenía compradas, pero no me dio tiempo a mandárselas».

Vuelta a casa

Rocío, que conoció el resultado del pleito dos días antes por medio de su abogado, había empezado a mover papeles para recuperar a Agustín y a su hermano Manuel, al que cariñosamente llama «Lolito». «Ahora, él es mi única esperanza. Lo único que me da fuerzas es poder recuperarlo. Él tampoco se cree lo que le ha pasado a su hermano».

En la sentencia, la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Jerez de la Frontera estimó devolver la custodia a la madre, «si bien resultando efectiva desde que así lo acuerden los Organismos de Protección de Menores cuya guardia tienen encomendada, siempre que éstos aprecien la idoneidad del cambio de guarda en la forma más beneficiosa para los niños». La magistrada también acordó que el padre habría de pagar 400 euros mensuales en concepto de pensión alimenticia, 200 por cada menor, y amplió el régimen de visitas con un horario más flexible.

La sentencia, fechada el 9 junio, debía suponer el punto y final de un largo vía crucis que comenzó cinco años antes a raíz de la demanda de separación de su ex marido, el padre de los menores. «Fue un infierno muy grande. Me los quitaron con muchas mentiras».

Según explica Juan Manuel Delgado, abogado de Rocío, ella perdió la custodia de los menores -se la dieron a los abuelos paternos- por una denuncia de supuestos malos tratos habituales de los que se acusaba tanto a ella como a su nuevo compañero sentimental. A éste último se le imputaban varios episodios violentos, en concreto uno en el que supuestamente pegó a uno de los menores con una correa. En julio de 2005, ambos quedaron absueltos.

El juez tuvo en cuenta «la enemistad y hostilidad existente entre la familia del ex marido de la acusa y ésta y su compañero sentimental. Además, se apoyó en los testimonios que señalaron durante el juicio oral que la relación de los niños con los acusados era buena, y que ofrecieron otra versión sobre el supuesto correazo: «En una ocasión, vieron como el menor Manuel venía llorando con sangre en la cara y al preguntarle a éste qué le había pasado, respondió que su hermano Agustín le había dado con la pelota en la cara».

Nueva custodia

Entretanto, otro juez ordenó la retirada de la custodia a los abuelos paternos y se la dio al Servicio de Protección de Menores de la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía. Para entonces, el daño ya estaba hecho. «Agustín tenía problemas de conducta. Los nervios lo tenían desquiciado, porque sufrió mucho desde pequeño. Con tres años se le quemó la cara, al poco me lo arrebataron... Todo eso le afectó muchísimo. Demasiado bien ha estado», relata la madre.

En los últimos años, los pequeños comenzaron un periplo por varios centros tutelados que, en teoría, debía de estar a punto de finalizar. La nueva etapa que tanto habían esperado se cerró tan pronto como se abrió. Ahora la desazón se acentúa por las incógnitas. «Quiero saber si ha habido una negligencia, si no han tenido cuidado con mi hijo [...] Él sólo estaba mal de los nervios».

El abogado de Rocío asegura que ayer se presentaron como acusación particular en el juzgado de instrucción número 4 de Málaga. «[...] Hay muchos culpables de la muerte de mi hijo, porque todo esto, de principio a fin, ha sido una injusticia. Si no me los quitan de mi lado con mentiras -sentencia la madre- nada de esto habría pasado». El domingo, Agustín recibió sepultura en el cementerio de Jerez.











La investigación judicial del suceso está pendiente del informe definitivo de la autopsia, que comenzó este fin de semana en la sede del Instituto de Medicina Legal de Málaga en el Parque Cementerio (Parcemasa).

Al parecer, el menor presentó indicios de ahogamiento, aunque no se descarta que haya podido concurrir otra circunstancia previa que provocara un desvanecimiento y la pérdida de consciencia. No obstante, el adolescente sabía nadar perfectamente. De hecho, un día antes del fallecimiento, participó en una salida en grupo, con otros compañeros, y estuvieron bañándose en el mar.

Según fuentes de la dirección del centro, el menor ingresó en el instituto Dulce Nombre de María hacía aproximadamente un año. Los padres tenían retirada la custodia a raíz de un expediente de desamparo, por lo que la tutela recayó en el Servicio de Menores de la Delegación para la Igualdad y el Bienestar Social de la Junta de Andalucía.



Al parecer, el adolescente presentaba trastornos de conducta severos que se cristalizaban en problemas de convivencia familiar y social, y en dificultades de aprendizaje. Sin embargo, «se había adaptado a la vida del centro», comentan desde la dirección, «hasta el punto de que decía que le fuésemos buscando trabajo, porque se quería quedar con nosotros».



Casos de ahogamiento



Se trata, si se confirma el ahogamiento, de la tercera víctima mortal en lo que va de junio en la provincia de Málaga tras el fallecimiento de un hombre el pasado fin de semana en una playa de la capital, y la muerte de otra persona en una playa de Fuengirola.



En el primer caso, fueron unos vecinos los que descubrieron el sábado el cadáver de un hombre flotando en la orilla del mar, en la zona de El Palo. Al parecer, la víctima, de origen rumano y de mediana edad, murió ahogada. El comunicante observó desde su casa el cuerpo de un hombre flotando en la orilla. El fallecido, que no sabía nadar, fue reconocido por su hijo, que vive enfrente de la playa.



Por otra parte, un hombre de 65 años y de nacionalidad británica murió ahogado el 2 de junio en una playa de Fuengirola donde se estaba bañando en compañía de su mujer, que también resultó herida y tuvo que ser ingresada con pronóstico reservado en el Hospital Costa del Sol de Marbella.



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