Mariano Rajoy ha convertido las agresiones y los insultos sufridos durante la campaña del Estatut en un argumento a favor del «no». El presidente del PP puso punto y final ayer a su participación en la contienda catalana con un paralelismo entre lo ocurrido estos días en localidades como Granollers o Mataró y lo que vivirá la sociedad catalana si el domingo aprueba el nuevo marco de autogobierno. «Nuestro 'no' es un 'sí' a la libertad, la libertad que liquida el título primero de este proyecto», afirmó.
El líder de los populares repitió discurso en el Palacio de Congresos de Lérida ante un baño de multitudes. Un discurso que habla de una Cataluña contaminada por el nacionalismo y amenazada por una izquierda «vieja» y «arcaica». Uno y otra se impondrán, a su juicio, si el nuevo Estatuto triunfa.
Tanto Rajoy como el líder del PP catalán, Josep Piqué, dibujaron un escenario preocupante, hostil y parecido (aunque sin comparación expresa), al vivido durante años en el País Vasco y reprocharon a los dirigentes políticos de Cataluña, en especial al ministro de Industria y secretario general del PSC, José Montilla, que justificaran de algún modo el boicot a un PP que ha fomentado, dicen, el anticatalanismo.
Defensa de Carrillo
Precisamente para tratar de contrarrestar esa imagen, Rajoy y Piqué trataron de impregnar su «no» de valores positivos. Piqué remarcó su convicción de que el nuevo Estatut impone un modelo social de izquierdas, que prima los derechos colectivos y territoriales sobre los individuales. La prueba: la defensa que este miércoles hizo de él Santiago Carrillo durante un mitin de ICV en el que afirmó que el discurso del PP actual recuerda al de la derecha de 1936.
El presidente del PP replicó con ironía que el Estatut es el texto de la tendencia ideológica que el veterano dirigente comunista representa: «Aquí lo que importan son los derechos de la Administración y las empanadas ideológicas de algunos que reflejan lo más arcaico y lo más viejo de la izquierda española, que no se ha enterado de que ha caído el muro de Berlín».
En el bando contrario, PSC y CiU apuraron las últimas jornadas de campaña para pedir a los ciudadanos que acudan masivamente a las urnas para respaldar el nuevo Estatuto y subrayaron que los votos serán la mejor manera de desautorizar al PP y ERC. El presidente de la Generalitat y líder del PSC, Pasqual Maragall, señaló en Punto Radio que el texto «no rompe España» y que el triunfo del «sí» desanimará al PP de presentar un recurso de inconstitucionalidad. Maragall aprovechó para censurar a los jóvenes independentistas detenidos durante los intentos de boicot a Rajoy y otros dirigentes del PP en Cataluña.
Por su parte, el presidente de CiU, Artur Mas, advirtió a los ciudadanos que «no se fíen de los resultados de las encuestas» que apuntan a una clara victoria del «sí» en el referéndum y no caigan en la «posible trampa» de ERC. Mas afirmó que las declaraciones de Josep Lluís Carod-Rovira sobre la supuesta existencia de su «'si' crítico» al Estatuto son para despistar a los votantes.