La célula española de Al Qaeda que dirigía Edim Barakat Yarkas, Abu Dahdah, desarticulada poco después del 11-S y acusada de haber participado en la preparación de aquel atentado, no tuvo nada que ver con los ataques a las Torres Gemelas y el Pentágono. El Tribunal Supremo dio a conocer la sentencia que concluye que no hay pruebas de la existencia de la conexión española del 11-S y que sólo hay indicios de algunas relaciones personales con los terroristas de aquellos atentados.
Abu Dahdah fue condenado por la Audiencia Nacional en septiembre de 2005 a 27 años de prisión por «conspiración» para cometer esa masacre y por liderar la franquicia española de la organización que dirige Osama bin Laden. El alto tribunal rebaja ahora su pena a 12 años tras absolverle de cualquier participación en el 11-S, un dato que se conoció a finales de mayo.
Los argumentos que sustentan ese fallo, conocidos ayer, desmontan la tesis del juez Baltasar Garzón y de los servicios de Información de la Policía, que situaron a Abu Dahdah como una de las piezas claves de la preparación del atentado con dos pruebas: sus contactos con la célula de Hamburgo en la que se gestó la masacre y una conversación interceptada en la que supuestamente un yihadista le alertaba de la inminencia de los ataques.
Pruebas descalificadas
La primera prueba descalificada por el tribunal es una agenda encontrada en el piso que ocupaban el piloto kamikaze Mohamed Atta y el planificador de la masacre, Ramzi Ben al Shibh en la que aparece el nombre, la dirección y el teléfono de Abu Dahdah. De ese documento, entiende el Supremo, sólo «cabe deducir una estrecha relación» entre el activista español y los terroristas residentes en Alemania.
El segundo indicio que el Supremo no considera probatorio de la participación de Abu Dahdah es un pinchazo telefónico de una conversación entre Barakat y un activista islámico en la que el supuesto yihadista le dijo al jefe de la célula española que «había degollado al pájaro y cortado con todos sus antiguos compañeros». El Supremo entiende que la Audiencia Nacional no tenía indicios suficientes para «deducir» de esas palabras que Abu Dahdah «conocía los ataques».