El resultado electoral en las pasadas elecciones municipales reservó al PSA y a Pedro Pacheco un protagonismo político excepcional, al ser la garantía de estabilidad para el Gobierno Municipal, y aportar una larga experiencia de gestión en una ciudad cuyo modelo venía definido desde mucho antes. Con esa premisa, el PSA actuó conforme a los intereses de la ciudad y al mandato de los votantes, y suscribió un acuerdo con el PP, que éste incumplió. Posteriormente alcanzamos un acuerdo con el PSOE, a pesar de que los dirigentes locales socialistas, inmediatamente después de los comicios, apostaron -sin conseguirlo- por un acuerdo de Gobierno con los populares.
La realidad de los hechos demuestra que sin el PSA no es posible la estabilidad en Jerez y que nuestro partido ha sabido situar siempre ese objetivo como cuestión previa a cualquier otro interés político. De no ser así, jamás se hubieran alcanzado acuerdos con personas que centraron su campaña electoral en un ataque frontal a la figura política de Pedro Pacheco, incluyendo varios intentos de judicializar su actividad política (que luego quedaron en nada), y con quienes se conjuraron de que «jamás pactarían», y luego hicieron lo contrario. A partir de aquí, el lector ya recordará de dónde venimos. Ahora toca explicar dónde estamos.
Estamos compartiendo un acuerdo de Gobierno al 50% entre dos partidos, PSA y PSOE, que tienen experiencia de pacto, que siempre han cumplido lo firmado y que, a pesar de sus diferencias, siguen la senda de la colaboración y el entendimiento, como demuestra que los acuerdos se han extendido al ámbito provincial. Otra cosa es cómo una parte del ala socialista del Gobierno municipal (digo bien) esté actuando como si gozara de una mayoría que no tiene, y cuestionando decisiones de los órganos de Gobierno del propio Ayuntamiento, en unos casos, y de los órganos provinciales de los propios partidos, en otros. Es la misma parte del ala socialista del Gobierno que quiere rescribir la historia de la vida municipal jerezana y hacer suyo logros colectivos que han costado años: desde la Feria del Caballo, hasta el Circuito de Velocidad y, últimamente, el propio aparcamiento subterráneo del Arenal, en el colmo del oportunismo.
Ese afán de protagonizarlo todo, a costa incluso de ser ineficaz en la gestión y descuidar los asuntos de la ciudad, es el que distorsiona en demasiadas ocasiones los objetivos del pacto, que siguen vigentes, a pesar de que no hay excesivo interés por cumplir aquellos acuerdos firmados que pivotan en las áreas de gestión del PSA, como la Ciudad del Flamenco, ni otros como la creación de un órgano de control de la actividad de Onda Jerez, etc. También se dilata, sin explicación técnica alguna, la convocatoria por parte de Pilar Sánchez, de órganos municipales descentralizados y empresas que dependen de delegados del PSA, siendo el caso más sangrante el Consejo de Gestión de la Gerencia de Urbanismo, que ha interrumpido el ritmo habitual en sus 25 años de existencia, con el consiguiente perjuicio para particulares y empresas, cuyas peticiones de licencia no se aprueban con la celeridad debida, a pesar del esfuerzo del Coordinador de Política Territorial. Se da la circunstancia de que se posponen estas convocatorias por parte de la Presidenta del Consejo de Gestión que, en muchas ocasiones, ni siquiera asiste para presidirlo cuando, finalmente, se celebra alguno...
No vamos a seguir relatando las dificultades que tiene el Ayuntamiento de Jerez en un contexto en el que la maquinaria municipal ha mermado su ritmo de estos años, en buena medida por la inexperiencia de quienes han ocupado el sillón de la Alcaldía, a pesar del contrapeso que supone el bagaje político y de gestión del PSA. Pero sí vamos a responder al intento de demonizar (¿otra vez?) a un socio de Gobierno que, huyendo de política de signos, gestos y sonrisas, se limita a trabajar sobre el guión del pacto y a cuestionar decisiones o actitudes contrarias a ese acuerdo.
¿Qué han dicho el PSA y Pedro Pacheco en estos días que dicen que provoca «escalofríos»? Analicemos: 1) Que gracias a las negociaciones realizadas desde Urbanismo y lideradas por Pedro Pacheco, se le ha dado la vuelta al convenio de IKEA, para que no nos cueste a los jerezanos el disparate de 12.000 millones (hablando en pesetas) que había firmado Pilar Sánchez. 2) Que ese convenio no se rubricó el viernes 26 de mayo, como bien se ha reconocido desde la Alcaldía y que sigue pendiente de firmarse por el Ayuntamiento. 3) Que hay políticos más pendientes de la foto que de la gestión. De no ser así, ya se había celebrado el Consejo de Gestión de la GMU, por ejemplo. 4) Que Pilar Sánchez está incumpliendo un acuerdo de los grupos políticos PSA y PSOE, y de sus respectivas ejecutivas, en virtud del cual se debería haber aprobado el pasado lunes, en un pleno extraordinario, un préstamo de 65 millones de euros, con los que acometer importantes inversiones en Jerez. 5) Que en estos tres años desde las pasadas elecciones ni PSOE ni PP han puesto ni una sola idea nueva en la mesa ni formulado ningún proyecto para Jerez. 6) Que las frecuentes visitas de altos cargos no han servido para concretar nuevas inversiones o subvenciones para Jerez más allá de las que nos corresponden por ley. ¿Hay alguna sombra de falsedad en estas afirmaciones?
Pedro Pacheco, y cualquier miembro del PSA, puede ejercer la crítica en el momento que estime oportuno. Por supuesto que sí. Sobre todo, cuando desde la Alcaldía se incumplen los acuerdos y se actúa como si se presidiera un Gobierno con mayoría absoluta. Hay alguien que olvida, con excesiva frecuencia, que estamos en un Gobierno de coalición cuyos miembros tienen el margen de maniobra que los acuerdos firmados le permiten y ni un centímetro más. Esto, que está tan claro para los órganos de dirección del PSOE y el PSA, viene siendo cuestionado sistemáticamente por quien mayor celo debería poner en el cumplimiento del pacto firmado.
Por todas estas razones, no se entiende la reacción airada de Pilar Sánchez y su dedo acusador ante las manifestaciones del líder de PSA. Cabría preguntarse quién tensa el hilo del pacto y pone en riesgo la necesaria estabilidad política de la ciudad. En estos tres años hay quienes se han referido al caos heredado, a la política de escaparate, a los proyectos megalómanos..., para luego, con la misma vehemencia, afirmar que «Jerez crece, que somos ejemplo de desarrollo sostenible, capital de las comunicaciones, centro estratégico para la instalación de nuevas empresas, un foco de riqueza cultural, centro turístico por excelencia, una ciudad maravillosa y un modelo a seguir para todos los municipios». A todas y todos les encanta la Feria, el Circuito, el Villamarta y, por supuesto, la nueva Plaza del Arenal. ¿Quién debe pedir respeto? ¿Es que Jerez se ha transformado en tres días?
Nosotros creemos que la ciudad se beneficia hoy de un pacto de progreso que debe darle la estabilidad necesaria para solucionar problemas como el desempleo o la vivienda. Ésta es una gran oportunidad y, seguramente, el futuro requerirá de un gran esfuerzo de diálogo y concertación. Entretanto, al PSA tampoco le va a temblar el pulso a la hora de asumir su responsabilidad. Y eso pasa por denunciar los incumplimientos de los acuerdos políticos firmados, que son los únicos que dan legitimidad a este Gobierno.