Y si así es, ¿qué derroche, qué pena que no se utilicen estos talentos de los que toda la sociedad se beneficiaria! Seguro que hemos perdido a grandes médicos, ingenieros, arquitectos, bailarines, gestores, empresarios, músicos, carpinteros, políticos... Un ecétera que puede ser interminable. Pero insisto, sólo por no estar en el lugar, disponer de los medios y las circunstancias adecuadas: ¿cuántos de esos grandes talentos hemos perdidos?
Sería posible que las escuelas, la educación, se orientaran a descubrir esos talentos de las más tiernas infancias, ya que al fin y al cabo sería beneficioso para todos y no solo para la sociedad, que indiscutiblemente mejoraría, sino que además personalmente también tendría una repercusión muy positiva.
Vicente Blasco Ibáñez en su novela La araña negra escribía lo siguiente: «La mitad de los males sociales proceden de que la mayoría de los humanos se dedican por lo general a las ocupaciones menos apropiadas a sus facultades, y de que el resto se pasa la vida sin hacer nada por no haber quien se dedique a estudiarlos indicándoles para lo que sirven. ¿Qué se ve todos los días en el mundo? El desbarajuste social consiste principalmente en que nadie se dedica a aquello para lo que sirve y que no hay una inteligencia superior que sepa organizar para un fin determinado, la buenas o las malas cualidades de cada uno». Por mi parte estoy totalmente de acuerdo. Cuántas personas se sienten enormemente frustradas por no haber sido capaces de iniciar el camino que su talento interior les mostraba bien por cordialidad, por temor, por falta de interés o de oportunidades. Las circunstancias algunas veces nos hacen ir contracorriente.
Pero si desde la escuela nos dedicáramos a descubrir esos talentos que todos llevamos, a potencialos, a que las circunstancias fueran las adecuadas y a tener los medios. Si nuestras escuelas, institutos y universidades se dedicaran a trabajar sobre las habilidades intelectuales en general, sobre el pensamiento creativo, las actitudes académicas, habilidades de liderazgo, artes visuales o representativas y psicomotrices, relacionadas éstas con el deporte; podríamos descubrir esos talentos deportivos, artísticos, políticos, científicos, ect... que harían mejorar nuestra sociedad.
Ya lo sé, para eso hace falta dinero e inversión: ¿pero no viviríamos mejor? ¿no sería esta sociedad mejor? ¿y cuántas personas evitaríamos esas frustraciones? Como siempre desde la educación podemos mover montañas y cambiar el mundo.
Ángel de la Torre. Puerto Real