Efectivos de la Comisaría General de Extranjería de la Policía Nacional han liberado en la localidad madrileña de Móstoles a un niño nigeriano de casi cuatro años que permanecía secuestrado desde que nació. Los captores, una pareja también nigeriana que fue detenida, retenían al menor para obligar a prostituirse a su madre y que pagara así la deuda contraída con una red de tráfico de inmigrantes por viajar a España.
La investigación se inició a raíz de una denuncia hace algo más de un año ante los Mossos d' Esquadra en Lérida. La madre de la criatura, también nigeriana, aseguró a los policías autonómicos que dos compatriotas suyos -Becky F, de 27 años, y Faith N., de 24- se apoderaron hace cuatro años de su hijo recién nacido para obligarle a pagar los 45.000 euros que había costado su viaje a Europa. La mujer explicó que durante varios años fue explotada sexualmente y que ejerció la prostitución en varios clubes de alterne de distintos lugares de España. Luego, la madre abandonó este oficio tras encontrar una pareja estable, pero jamás recuperó a su hijo. Los agentes del Grupo VIII de la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación (BPED) tuvieron conocimiento de esta denuncia el pasado mayo, después de que el Grupo de Menores de la Policía les pasara el caso. Los funcionarios de la BPED, tras localizar a la madre en Granada, confirmaron la existencia del niño, tras descubrir que el bebé figuraba inscrito en Registro Civil del municipio de Fuenlabrada. Los documentos desvelaron que la mujer había dado a luz el 20 de agosto de 2002 en el Hospital de Móstoles.
Tras varias investigaciones, los funcionarios dieron con el paradero de la pareja de secuestradores, que vivían en una zona de Móstoles conocida como Parque Coimbra. Los agentes montaron entonces un dispositivo de vigilancia sobre los sospechosos. Sin embargo, los seguimientos primeros seguimientos no tuvieron resultados. Sólo una persona residente en la zona dijo haber oído llorar a un pequeño en la casa. Con ese leve indicio, los agentes de Extranjería decidieron montar un servicio permanente de vigilancia. El pasado martes los esfuerzos tuvieron su fruto: un pequeño de raza negra se asomó al balcón de la vivienda. De inmediato los funcionarios solicitaron autorización al juzgado e irrumpieron en la casa. Allí encontraron al niño robado a su madre hacia casi cuatro años. Además del pequeño hallaron el pasaporte y el libro de familia de la madre, en el que figuraba inscrito el menor.
Los agentes también incautaron varios sobres con restos orgánicos con lo que se hacían los rituales vudú para atemorizar a la madre. El niño se encuentra en un estado «aceptable» de salud, si bien son evidentes las «carencias de estimulación y un cierto retraso en su desarrollo», ya que apenas habla a pesar de su edad. El niño además no está escolarizado.