José Luis Rodríguez Zapatero y su homólogo rumano, Calin Popescu-Tariceanu, acordaron ayer reforzar la colaboración policial para combatir mejor a las redes de delincuencia organizada procedentes del país centroeuropeo. El presidente del Gobierno explicó que ambos países harán un «seguimiento» de las mafias que operan en España mediante el intercambio de funcionarios gubernamentales. Asimismo el jefe del Ejecutivo anunció la creación de un «grupo de trabajo hispano-rumano en materia de inmigración», con objeto de mejorar la cooperación policial. Su Gobierno y el de Bucarest -explicó- están «preocupados» por el incremento de los delitos de estas bandas, y por ello sus ministros de Interior firmaron en marzo pasado un convenio «que ofrece un marco de cooperación policial contra la delincuencia, en especial la organizada».
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El texto fue enviado la semana pasada al Congreso de los Diputados para su tramitación. El primer ministro rumano afirmó que la actividad de estas mafias «preocupa de manera especial» a las autoridades de su país, que «no apoyan a los rumanos que quiebran la ley». En ese sentido, pidió que nadie «generalice» y crea que todos sus compatriotas son delincuentes. Ambos mandatarios subrayaron la necesidad de mejorar la integración de los rumanos residentes en España -son la tercera comunidad extranjera, con 317.000 individuos- y dotarles de mejores perspectivas de futuro. «A todos les quiero expresar mi reconocimiento por su trabajo y aportación a nuestro desarrollo económico», afirmó Rodríguez Zapatero. El presidente del Gobierno transmitió a su invitado todo el apoyo de España en su camino hacia el ingreso en la Unión Europea, y su «convicción de que Rumania superará el último examen de la Comisión Europea», en octubre, necesario para que los Veinticinco autoricen su ingreso en 2007.
«La plena integración hará que nos sintamos aún más cerca y fomentemos la integración política, económica y cultural de ambos países», aseveró. Popescu-Tariceanurecalcó que España constituye un «ejemplo de éxito».