La aspiración andaluza a controlar la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir ha vuelto a reavivar el rescoldo del debate sobre la reforma del Estatuto de Andalucía. Cuando parecía que las aguas habían vuelto a su cauce en las comunidades de Extremadura y Murcia -que habían mostrado su rechazo inicial-, unas declaraciones de Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente, ha vuelto a poner el asunto en al picota. Narbona ha asegurado que ninguna reforma estatutaria blindará los derechos de los ciudadanos de toda una cuenca.

La ministra sacó a colación las palabras del propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre el esfuerzo que haría el Grupo Socialista en mantener las capacidades de intervención del Estado como garante de los intereses generales en la cuenca. La respuesta de Manuel Chaves, presidente de la Junta, ha sido tan conocida como contundente: «El Guadalquivir es una aspiración irrenunciable».