El neoliberalismo globalizador nos quita la libertad y la justicia social. Su implacable avaricia nos está llevando a un callejón sin salida, pero que tenga muy en cuenta, parafraseando a Ángel Ganivet, que «sean tolerantes con los de abajo, porque cuando se muevan, caerán los de arriba».
Siempre me he considerado un internacinalista, y por lo tanto, jamás he podido comprender cómo se le quiere poner frontera a los sufrimientos humanos. Yo no puedo escribir otra cosa cuando los muertos se cuentan por millares y la sufrida humanidad vive en situación de sangre y miserias.
Yo no puedo ser optimista, eso lo dejo para los que lo tienen todo. Yo prefiero decir lo que siento, y siempre reivindicando que al alba de la utopía, nazcan hombres y mujeres que se sientan concienciados y tomen parte activa para terminar con esta inhumana situación.
La sociedad civil no puede seguir así. Los recursos del suelo deben de ponerse al servicio de todos. El beneficio colectivo ha de ser norma rectora de la vida común. Sólo de esta manera, los pueblos pueden salir del ostracismo institucionalizado a los que la globalización les somete. Hay que acabar con el dolor universal y establecer un sistema totalmente humanizador al servicio de la comunidad sin distinción, organizando la sociedad confrome a los principios de igualdad y justicia social.
El tiempo apremia, las necesaidades colectivas nos demandan un enorme esffiuerzo conjugado para poder salvar al linaje humano. ¿Que por encima de fronteras, atravesando todas las debilidades inherentes que desgraciadamente el sistema nos impone en todos los campos y latitudes, resuene nuestro mensjae de solidaridad fraternal!.
Hoy más que nunca, hace falta mucha decisión moral para romper los silencios y hacer llegar nuestras voces de protestas ante este monstruoso mundo donde todo desgraciadamente se mercantiliza .
Francisco Flores Prieto. Jerez