A mi juicio, la libertad se encuentra relegada a su mínima expresión. Ya casi nadie sabe realmente lo que significa ser libre, de ahí que hasta algunos tiranos se atrevan a declararse liberadores de los pueblos.
Se necesita ser muy cínico para hablar de libertades desde la opulencia y el poder omnímodo. Verdad es que hoy se disimula hablando de democracia como sinónimo de libertad y de justicia social. Pero hay que ver lo poco que valdrían estas dos concepciones si semejantes sinonímias fuesen ciertas. Este modo de interpretar la libertad explica gran parte del conformismo y la pasividad que se manifiesta como promotor de una mayor esclavitud en nombre del interés común, cuando es obvio que dicho interés corresponde a un irracional sistema totalmente globalizado, obsesionado por su ambición de acaparar lo que moral y materialmente a toda la humanidad de pertenece. Este fariseísmo social practicado abiertamente trastorna la realidad de tal modo que se puede entender que los trabajadores han llegado a camuflarse con el sistema de intereses que se oponen a su propia emancipación.
Francisco Flores Prieto. Jerez