Miguel García ya parece un gaditano. Su trabajo está en Castellón pero sólo piensa en su regreso a Cádiz. Ayer reconoció en Punto Radio que está «centrado para lograr la permanencia pero deseando volver a vestirme de amarillo». Vivió un mes muy bonito en la pretemporada del año pasado y se llevó una tremenda decepción cuando lo descartaron y apostaron por Manolo Pérez, Bezares, Fleurquin y Suárez. «Achacaban mi falta de experiencia, pero ésta se gana jugando partidos». Todavía molesto debido a que no le dejaron mostrar su calidad, espera que no le vuelvan a dar la patada.
Por otra parte, el club gaditano no ha vuelto a mover ficha por Momo (con ofertas de Nàstic y Mallorca), ni por Urzelai (por el que se interesan Valladolid, Málaga y el propio Murcia).
Pero lo más grave es que el Cádiz puede perder efectivos en los próximos días por culpa de una ley que trae en jaque a todos los equipos pequeños. Cualquier entidad puede llevarse a un joven cadete de 15 años de otra cantera sin pagarle nada al club de origen. El Sevilla ya se hizo de esta forma con el cadista Hugo, y ahora el Villarreal está a punto de firmar al cadete Juanmi. El Barcelona sigue a un par de jóvenes promesas y el Cádiz no puede hacer nada. De esta forma, todo el dinero que se invierte en la cantera puede irse al garete por el robo de un club grande que seduzca a los pequeños. Y eso el Cádiz no se lo puede permitir.