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Miércoles, 31 de mayo de 2006
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ESPAÑA
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Rajoy y Marín polemizan por la duración de los turnos de intervención
Zaplana lo acusa de falta de sensibilidad y éste dictamina que nunca se ha tratado mejor a la oposición en el debate
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El tiempo se convirtió en protagonista inesperado del debate Rajoy-Zapatero. Mediada la tarde, una discusión por unos minutos más o menos ante el micrófono elevó unos grados la temperatura ambiente del palacio de la Carrera de San Jerónimo. Pero, lejos de ser una polémica improvisada, respondió más bien a un guión previamente escrito.

A Mariano Rajoy le parecieron pocos los cinco minutos extras que ya había consumido sobre los diez previstos para su turno de réplica al presidente. «Me gustaría conocer cuándo a un líder de la oposición se le ha expulsado de la tribuna en un debate de estas características», dijo antes de abandonar con enojo el atril.

Marín recordó que el tiempo para el líder de la oposición era «muy superior al que se estaba dando en esta Cámara» en otras legislaturas y le hizo notar que «la comparación no es con el presidente del Gobierno». «Está usted en la oposición, lo lamento profundamente, no quería decírselo», apostilló.

Enfado de Rajoy

Rajoy le contestó para remarcar que era «muy difícil» debatir sobre el estado de la nación «en unas circunstancias como éstas», a lo que el presidente le reiteró que estas circunstancias eran «infinitamente mejores que las que había antes». Mariano Rajoy dijo entonces: «Me gustaría conocer cuándo al líder de la oposición, en un debate de estas características, se le expulsa de la tribuna, me gustaría saber cuándo ha ocurrido esto». «Yo no le expulso, le pido que termine», comentó Marín, a lo que el dirigente del PP le señaló que había terminado, recogiendo enseguida sus papeles para bajar, muy enfadado, de la tribuna.

Tras escuchar la contestación de Zapatero, el líder de la oposición se dirigió de nuevo a la tribuna para su dúplica de cinco minutos, pero Marín le anunció que le iba a ampliar este tiempo en tres minutos «para que usted pueda terminar este debate feliz y contento, y yo también».

Este episodio había estado precedido de otro pequeño encontronazo, justo antes de que el líder del PP fuera a tomar la palabra en la réplica, después de que al anunciar Marín que disponía de diez minutos hubiera sonoras protestas desde la bancada del PP.

El presidente le explicó que los tiempos de intervención de los portavoces habían sido acordados por unanimidad en la junta de portavoces y advirtió de que «sobre la base de presionar a través del grito ningún grupo parlamentario conseguirá nada», puntualizando que «cuando a alguien le dan algo, bueno es ser agradecido».

Este rifirrafe parece que no fue del todo improvisado. El portavoz del grupo popular, Eduardo Zaplana, tenía curiosamente a mano datos del debate de 2003. Marín, por su parte, había tenido la «precaución» de llevar a la sesión información de todos los debates desde 2003.

Con estos datos en la mano de cada uno, Zaplana protagonizó otra sonora protesta al acusar a Manuel Marín, de no tener «sensibilidad política y democrática» y espetó al presidente «¿Ahórrenos las monsergas!», entre los aplausos de sus diputados.

El presidente del Congreso, que se definió como persona precavida, aseguró que curiosamente tenía delante de él «todos los debates sobre el estado de la Nación desde 1983» y proclamó que nunca hasta ahora la oposición ha estado mejor tratada. «Y esto es indiscutible», enfatizó.

Marín ya conocía de las intenciones del PP de reclamar más tiempo para Rajoy. El propio Zaplana le había advertido de que podría haber «problemas». Por eso llevaba los antecedentes de los últimos 17 años y hasta había hablado con otro ex presidente de la Cámara que aún sigue como diputado (Federico Trillo).



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