El juez Baltasar Garzón avanzó ayer que no será «ajeno» a la coyuntura política actual, el proceso de paz desencadenado por el alto el fuego permanente de ETA, cuando el próximo 1 de julio regrese al Juzgado Central número 5 de la Audiencia Nacional, tras un año y medio de excedencia docente.
El magistrado, que ayer atendía a sus lectores en la Feria del Libro de Madrid, explicó que «el juez no es ajeno a lo que sucede a su alrededor y tiene que trabajar en este sentido». Garzón añadió que «el Poder Judicial (los tribunales) sabrá tener en cuenta cuál es la situación del momento y sus actuaciones estarán sometidas al imperio de la ley, porque si no, no se entendería proceso de paz ni acción alguna por parte institucional».
Garzón considera que «estamos en un buen momento» y que «los jueces tenemos que seguir haciendo lo que siempre hemos hecho, con independencia, imparcialidad, prudencia, y valorando todas las circunstancias».
Responsabilidad
El magistrado, pese a que en un mes volverá a ser el instructor del sumario de Batasuna, no quiso interferir en la labor de su sustituto, Fernando Grande-Marlaska, y se negó a opinar sobre la toma de declaración, mañana y el jueves, a Arnaldo Otegi y otros siete dirigentes del partido ilegalizado.
El veterano instructor de la Audiencia Nacional cree que «debería pacificarse la tensión» política y periodística sobre el trabajo de los jueces en el sumario de Batasuna. «Estamos en un tiempo en que la responsabilidad debe instalarse en todos los ámbitos: judicial, político o mediático», indicó.
Garzón entiende que, en el momento actual «el Gobierno tiene la obligación de dialogar y sondear los intereses de la organización terrorista, en la medida que (ETA) tenga una voluntad clara de abandonar las armas y someterse al Estado de Derecho».