He leído por Internet que un hombre se encadenó en Madrid a un parquímetro como señal de protesta. Los parquímetros se han convertido en el mobiliario urbano más repetido de todas las ciudades españolas. Tiene gracia que muchas veces amanecen las marquesinas rotas, víctimas del vandalismo, y qué pocas veces alguien la emprende contra el parquímetro. Lo hemos aceptado de tal manera, que es mejor que estén en buen estado porque mientras lo arreglan y no, tendremos que andar un tramo más para evitar que los controladores impriman el tan temido papelito, que ahora viene con sobrecito incluido para la anulación.
En Jerez llevamos mucho tiempo teniendo que pagar por aparcar en nuestras calles, además de pagar el impuesto de circulación pertinente. Y luego la gasolina, y las averías del coche y las multas que llueven de vez en cuando. Pero, hay que tener paciencia porque con los horarios de los autobuses no queda otra que sacar el coche del garaje.
Gustavo Marín. Jerez