Puede que hoy no pudiera escribir esto debido a un grave accidente de tráfico. Hace dos días, en el cruce de la carretera de Circunvalación de Jerez y el establecimiento de motos Dos Ruedas, un coche se saltó una señal de Stop como una casa y por poco se lleva a toda mi familia por delante. Iban tan tranquilos y ni siquiera frenaron: ninguno de los que íbamos en el coche vimos encenderse las luces de freno cuando pasó a toda velocidad a menos de dos metros del capó de nuestro coche. Gracias a Dios, circulábamos despacio, a una velocidad tan prudente que nos dio tiempo a frenar. Si hubiéramos ido a unos cuantos kilómetros más por hora, estaríamos los cuatro en el Hospital o en algún sitio mucho peor.
Vemos muchas veces por televisión que un conductor ebrio o que circulaba en sentido contrario le quita la vida al padre, la madre, el niño pequeño y el abuelo. Nunca pensamos que nos pueda pasar a nosotros y resulta que podía haberlo sufrido toda mi familia. Esto da mucho que pensar. Nunca sabemos lo que nos puede ocurrir un minuto más tarde y en esta ocasión, por pura suerte, pudimos continuar con nuestros planes: ir a cenar fuera y luego a casa a ver la tele un rato y descansar.
Es que no sé en qué piensan lo que conducen de tal forma. Este señor que conducía dirección a Sanlúcar con tanta prisa, no tenía excusa para justificar su comportamiento. No me creo que no viera la señal de tráfico: es un Stop como una plaza de toros. Y además, no hizo el intento de frenar ni mucho menos después de ver que otro vehículo, el nuestro, circulaba directamente hacia él.
Es triste que no hubiera ningún policía por allí. Siempre están para las multas de tráfico, por aparcar dos minutos delante de la farmacia cuando vas por una urgencia, y no cuando de verdad hacen falta. Sé que siempre no es posible porque no tienen el don de la ubicuidad y están limitados, pero ocurre demasiadas veces.
Por suerte, hoy puedo escribir esto y puedo volver a irme a cenar y al cine con mi familia, que aún está impresionada, pero afortunadamente intacta.
Begoña Guillén. Jerez