La polémica se ha instalado en la sanluqueña Feria de la Manzanilla. Tras tres días sin incidentes de relevancia, ayer la alcaldesa de la localidad, Laura Seco, cerró cuatro de las 150 casetas del recinto ferial por sobrepasar el nivel de ruidos establecido por el Ayuntamiento. Se trataba de unos módulos destinados a público juvenil donde se pinchaban los últimos éxitos de moda.

La iniciativa de Seco no ha sido aceptada de buen grado por ninguno de los propietarios de las casetas quienes persiguieron a la primera edil por el recinto ferial lanzándole improperios y exponiéndoles sus protestas.Es el caso de los dueños de El Diablo donde, tras el suceso. se colgaron carteles reivindicativos en los que se podía leer críticas como «Igualdad para todos», «Injusticia», «Hemos sido cabeza de turco» o «Gracias alcaldesa».

Unos acontecimientos que han empañado ligeramente la buena evolución de la presente edición de la Feria.