Se va, pero se queda. Lo que conocíamos hasta ahora y desde hace 275 años como bodegas Domecq -un referente histórico para la ciudad y de trascendencia mundial en el negocio vinatero- ya no llevará ese ilustre apellido jerezano-frances en el nombre de la empresa, el apellido que trajese a Jerez Pierre Domecq, quien, finalmente, españolizó su nombre bautizando la bodega como Pedro Domecq. La adquisión de la compañía por parte de dos multinacionales, la francesa Pernod Ricard y la estadounidense Fortune Brands, ha dado al traste con décadas de tradición que no habían podido tumbar los cambios de manos del negocio ni la irrupción de multinacionales como Allied en esta señera empresa. Domecq se llama ahora Beam Global España, y emprende una nueva etapa empresarial subiéndose al barco del que se ha convertido ya en el cuarto grupo de bebidas a nivel mundial. Este último detalle no debe sino ser una garantía de éxito y futuro para la ya antigua Domecq, lejos de las teorías que apuntan a que este tipo de macrocompañías sólo se fijan en Jerez con el objetivo de aprovechar los canales de distribución que durante siglos han construido las bodegas jerezanas, para introducir otros productos como el ron, el whisky o el vodka. La prosperidad que genere y alcance esta empresa será riqueza y prosperidad también para Jerez. Bienvenidos, por tanto, aquellos que como Beam Global han pensado en Jerez para invertir, aunque el precio a pagar, lógico para algunos, demencial para otros, sea el de cambiar el nombre de la empresa. No obstante, Domecq no desaparecerá de las etiquetas de caldos como La Ina o Río Viejo, auténticas joyas de la enología jereazana que de forma tan brillante ha sabido exportar al mundo entero una bodega como la que nos ocupa. Sí es cierto que estos caldos ya no serán comercializados por Beam Global España, sino que dentro del acuerdo con los franceses, serán éstos los que vendan el vino que se siga produciendo en el Marco. De puertas para adentro, y tras meses de incertidumbre, los responsables y trabajadores de la antigua Domecq parecen estar satisfechos con los derroteros que la economía de mercado tenía reservados a una firma a la que se le pueden poner muchos calificativos, pero ya no el de jerezana.