Una ciudad que entre la tradición y el señorío se entrega a la modernidad sin que su ímpetu de renovación merme su espíritu milenario. Así es Sanlúcar de Barrameda, un lugar que desde tiempos remotos ha sido asentamiento de distintos pueblos y gentes. Y es que desde los fenicios hasta la actualidad, romanos, árabes, y conquistadores han dejado su huella en la piel de esta ciudad bañada por las últimas aguas del Guadalquivir.
Hoy día, recorrer las vívidas calles sanluqueñas, es dar un paseo por su pasado y su presente, disfrutando de cómo la historia se mezcla con el devenir de la vida cotidiana. Así, asomándose al Guadalquivir, es fácil recordar cómo zarparon las naves de Cristóbal Colón desde estas aguas hacia el recién descubierto Nuevo Mundo en su tercer viaje, o cómo Magallanes decidió aquí su punto de partida para la primera circunnavegación de la historia.
El Palacio Ducal de Medina Sidonia, -declarado en 1978 monumento histórico-artístico-, que este año forma parte del cartel anunciador de la Feria, es testigo del mayor momento de auge económico del pasado sanluqueño, en el que su actividad comercial se desarrollaba frenética, impulsada por los Duques de Medina Sidonia, señores de esta tierra durante siglos, siendo el enlace fundamental entre Europa y América.
Fue a mediados del siglo XIX, cuando Sanlúcar, consciente de sus posibilidades, y actuó como precursora del turismo de veraneo y segundas residencias. Los chalés de principios de siglo XX, distribuidos a lo largo de La Calzada y Bajo de Guía, de estilo histórico y señorial, así lo demuestran, alzándose altivos ante la desembocadura del Guadalquivir y el Coto de Doñana. Fueron los Duques de Montpensier los impulsores del veraneo en Sanlúcar, cuya residencia estival, el Palacio de Orleáns-Borbón, se ha convertido en el actual Ayuntamiento de la localidad.
Otras edificaciones, como el Auditorio de la Merced; el Castillo de Santiago, o Las Covachas, e incluso su Plaza de Toros, son representaciones del paso del tiempo por la ciudad que despide al más importante de los ríos andaluces. La religión, arraigada en la arquitectura histórica de Sanlúcar, ha sembrado sus calles de iglesias y conventos que forman parte importante del patrimonio cultural de la ciudad. Tal es el caso de la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad, la Iglesia Mayor de Nuestra Señora de la O, la Parroquia de Santo Domingo, o la Iglesia de San Jorge, la Iglesia de la Santísima Trinidad, o el Convento de Regina Coeli.