El Gobierno de Navarra rechazó la apertura de un diálogo con ETA porque «no concurren las circunstancias adecuadas» y «no consta la voluntad inequívoca de ETA de abandonar las armas». El Ejecutivo autonómico, que reiteró su negativa a que la comunidad foral pueda ser moneda de cambio en una hipotética negociación.

«La organización terrorista sigue avalando la extorsión y la violencia sin renunciar a ninguno de los objetivos que le han servido para justificar su actividad criminal», sostiene el Gobierno navarro en su acuerdo y cree, por tanto, que no se dan las condiciones para un diálogo.

Por ello advierte de que «no puede aceptar de ninguna manera que la comunidad foral esté en discusión en una mesa que pretenda suplantar a las instituciones y a la voluntad de los navarros».