El jefe de los servicios de inteligencia palestinos, Tareq Abú Rayab, resultó gravemente herido en las dos piernas como consecuencia de una explosión que se produjo poco antes del mediodía de ayer en la sede de los servicios de inteligencia, al norte de Gaza.
La explosión ocurrió en el interior del ascensor que, como cada mañana, había tomado Abú Rayab para acceder a su despacho, y cuando estaba escoltado por un grupo de guardaespaldas y asistentes. Uno de los agentes falleció y otras once personas resultaron heridas de distinta consideración.
El presidente de la ANP, Mahmud Abbas (Abú Mazen), acusó inmediatamente a Hamás de estar detrás del «atentado», mientras que portavoces de los integristas negaron cualquier implicación e indicaron que la explosión se debió probablemente al estallido accidental de una granada de mano de los guardaespaldas de Abú Rayab.
Abú Mazen ordenó que se abriera una investigación, aunque claramente dio a entender que las sospechas recaen sobre Hamás, puesto que Abú Rayab era un hombre de Fatah y los dos grupos han protagonizado graves enfrentamientos en los últimos días.
Por su parte, el ministro del Interior, Said Siyam, de Hamás, ha ordenado una investigación paralela tras declarar que lo más probable es que la explosión se debiera a un accidente, aunque ha añadido que si no fuera así, se castigará a los responsables.
El edificio que alberga los servicios de inteligencia está fuertemente vigilado y cuesta creer que los milicianos de Hamás hayan conseguido entrar para colocar una bomba en el ascensor y detonarla justamente cuando Abú Rayab se encontraba en el interior.
Sin embargo, el número dos de Abú Rayab, Tawfiq al-Tirawi, manifestó que los resultados preliminares de la investigación indican que la explosión se debió a una bomba de fabricación casera colocada bajo el ascensor.
Este dirigente ya fue objeto de un atentado en 2004 cuando un grupo de milicianos no identificado, probablemente del grupo gobernante, abrió fuego contra la caravana de vehículos en que viajaba por la ciudad de Gaza y Abú Rayab resultó herido de gravedad.
Tras el atentado de ayer, el jefe de los servicios de inteligencia fue trasladado a un hospital de Gaza, donde fue intervenido y se logró detener la hemorragia, y posteriormente obtuvo permiso de las autoridades israelíes para ingresar en el hospital Ijilov de Tel Aviv.
Al recibir la noticia decenas de milicianos de Fatah armados rodearon la sede del Parlamento en Ramala, Cisjordania, y exigieron a Abú Mazen que disuelva inmediatamente la nueva policía que ha creado Hamás y que patrulla por las calles de Gaza desde el miércoles. Exigieron, asimismo, que disuelva el Parlamento y que convoque elecciones. El Gobierno integrista apenas lleva unas semanas en el poder, pero se ha visto incapaz de gobernar después del aislamiento al que ha sido sometido por la comunidad internacional y por el presidente Abú Mazen.
Ejecución extralegal
Por otra parte, un avión israelí tripulado a distancia disparó ayer varios misiles contra un vehículo que circulaba por la ciudad de Gaza matando a un dirigente de las milicias de Yihad Islámica, Muhammad Dahduh, y a otros tres civiles, dos mujeres y el hijo de una de ellas, de cuatro años de edad.
Israel justificó este nuevo asesinato extrajudicial explicando que Dahduh era responsable de varios atentados que Yihad ha cometido en el interior de país, así como del lanzamiento de cohetes Qasam contra territorio israelí desde la franja de Gaza.