El Parlamento iraquí aprobó ayer el nuevo Gobierno de unidad nacional, el primero elegido democráticamente por los iraquíes desde la caída de Sadam Hussein, alcanzando una meta que Estados Unidos espera que reduzca la violencia para que así las tropas estadounidenses y otras tropas extranjeras puedan abandonar el territorio iraquí. Sin embargo, la violencia no cesó ayer en el país y al menos 31 personas murieron y varias decenas resultaron heridas en una serie de ataques.
Los 275 diputados que componen el Parlamento iraquí dieron el visto bueno a cada uno de los 39 ministros del Gabinete propuesto por el primer ministro entrante, Nuri al-Maliki. Éste, junto con sus ministros chiíes, suníes y kurdos tomaron juramento a continuación de sus cargos durante una sesión transmitida en directo por la televisión. Con ello, se completó el proceso democrático que comenzó tras la caída de Sadam Hussein en 2003 a raíz de la invasión encabezada por Estados Unidos.
En su primer discurso, Al-Maliki dijo al Parlamento que la principal prioridad de su Gobierno será restaurar la estabilidad y la seguridad y prometió que «trabajará rápido» para mejorar y coordinar a las fuerzas iraquíes para que puedan reducir los ataques por parte de los grupos insurgentes y las milicias.
Al-Maliki señaló que fijará «un calendario objetivo para transferir toda la misión de seguridad a las fuerzas iraquíes, poniendo fin a la misión de las fuerzas multinacionales». Pero el reto al que se enfrentará el nuevo Gobierno fue obvio cuando Al-Maliki no pudo ser capaz de tomar una decisión final sobre las tres principales carteras: Defensa -que supervisa el Ejército iraquí-, Interior -que es responsable de la Policía- y el secretario de Estado para la Seguridad Nacional.
Al-Maliki, que es chií, dijo que por ahora ocupará él los cargos de ministro del Interior, y nombró al suní Salam Zikam al-Zubaie como titular interino de Defensa. Por su parte, el viceprimer ministro, Barham Sale, un kurdo, será el secretario de Estado en funciones para Seguridad Nacional. El primer ministro iraquí espera ocupar esas carteras con políticos independientes sin afiliación a ninguna de las milicias iraquíes.
Antes de la aprobación del Gabinete, el Parlamento desestimó una moción del líder suní Sale al-Mutlaq para que fuera postergada la sesión. Al-Mutlaq abandonó a continuación la sesión con otros 10 diputados suníes. Éste había criticado la falta de una decisión sobre las carteras clave y se quejó de que se le había pedido que abandonara su posición política y retórica a cambio de tres ministerios, los de Medio Ambiente, Mujeres y Diálogo Nacional.
Estados Unidos y la comunidad internacional esperan que el nuevo gobierno de unidad nacional de chiíes, suníes y kurdos pueda calmar la violencia y allanar el camino para que comience la retirada de las fuerzas extranjeras.
Día histórico
«Éste es un día histórico para Irak y toda su gente», declaró el vicepresidente del Parlamento, Jalid al-Attiya, en una rueda de prensa televisada a todo el país. «Es la primera vez que se forma un Gobierno democráticamente electo para cumplir todo un mandato en Irak desde la caída del régimen derrocado. Este Gobierno representa a todos los iraquíes», subrayó Al-Attiya, un clérigo chií.
En un discurso después de la toma de juramento, el presidente Jalal Talabani, kurdo, vaticinó que el nuevo Ejecutivo ayudará al país a resolver muchos de sus problemas. «Logrará seguridad, estabilidad, paz y prosperidad», dijo.
El Gabinete sólo incluye a dos mujeres: la ministra de Derechos Humanos, Wijdan Mikaeil -la única cristiana en el Gabinete- y la secretaria de Estado para Asuntos de Mujeres, Fatin Abdel-Rahman. Entre los ministros más importantes figuran el chií Hussain al-Shahristani (Petróleo), el chií Bayan Jabr (Finanzas), el kurdo Hoshyar Zebari (Asuntos Exteriores) y el chií Abed Falah al-Sudani (Comercio).
La sesión del Parlamento comenzó hacia las 13.30 horas, dos horas y media después de lo previsto, ya que Al-Maliki mantuvo un reunión de último minuto con otros políticos, aparentemente para cerrar los acuerdos finales sobre algunas de las carteras del gabinete.