La voz Digital
Sábado, 13 de mayo de 2006
  Alertas   Envío de titulares    Página de inicio
PORTADA NOTICIAS ECONOMÍA DEPORTES OCIO CLASIFICADOS SERVICIOS CENTRO COMERCIAL PORTALES


PORTADA
CALLE PORVERA
El cocotero
Imprimir noticiaImprimirEnviar noticiaEnviar

Publicidad

Las teorías racionalistas dicen que la mala suerte no existe, que la arbitrariedad viene siempre determinada por factores tangibles; que la esperanza, el valor, la tenacidad, la inteligencia, el talento y el esfuerzo conducen la mayor parte de las veces al éxito, y que los hados del destino son sólo un componente residual, de influencia limitada. Stephen Leacok lo resumió con una cita precisa: «Creo en la suerte: un día descubrí que cuanto más duro trabajo, más suerte tengo». Aunque intento no perder la perspectiva lógica, a veces me dan ganas de ciscarme en el racionalismo, en la ilustre progenitora de Leacok y en los dichosos factores tangibles, por ejemplo. La mala suerte existe, de la misma manera que existe China, y Pedro Pacheco.

Llevo meses organizando un viaje a Barcelona para ver a los Rollings en directo. Compré las entradas, gestioné el vuelo y reservé la habitación del hotel. Pero, a poco menos de quince días para la gran cita, han suspendido el concierto por un pequeño traspiés de Keith Richard. Se preguntarán ustedes: ¿acaso este dinosaurio del rock ha sufrido un infarto, ha muerto de sobredosis, se ha estrellado en su avión privado? No, claro que no. Eso hubiera sido hasta cierto punto esperable y, por lo tanto, reconfortante. Richard se ha caído de un cocotero. ¿Por qué un tipo de 60 años decide en un momento dado de su existencia subirse a un cocotero? La respuesta es evidente: para caerse del cocotero y fastidiarme el concierto. No cabe otra explicación. Un cocotero. Piénsenlo. Ese cocotero, para mí, se ha convertido en un símbolo: trabajes lo que trabajes y te esfuerces lo que te esfuerces, siempre queda la posibilidad de que alguien decida un día subirse a un cocotero y acabe jodiéndote de paso.



Sudoku Canal Meteo Horóscopo
Vocento