-¿ Cómo lleva la Feria?
-Muy bien, muy bien, gracias a Dios. El ambiente de este año está siendo extraordinario, como debe ser. La Feria deja la impronta de la universalidad de Jerez.
-¿Cuál es su primer recuerdo de la Feria?
-Mis primeros recuerdos de la Feria son aquellas lechugas con vinagre y sal que comprábamos en la huerta de Loli, que estaba donde está ahora el Instituto Padre Luis Coloma. Y también me acuerdo de que nos veníamos el Sábado de Feria a las barracas que había entonces para comer y beber lo que se pudiera coger. La verdad es que era algo entrañable.
-¿Ha mejorado la fiesta con los años?
-Creo que esta fiesta ha mejorado muchísimo, sobre todo porque la Feria es ahora de todos los jerezanos. Son mejores tiempos.
-¿Echa algo de menos de la Feria de su infancia?
-Echo de menos la tranquilidad con la que se venía entonces a la Feria y que se vivía además en todos los órdenes. Ahora el personal hace otras cosas.
-¿Qué prefiere: vino, cerveza o rebujito?
-Vino, siempre vino. Además, me considero un antirrebujito. Sinceramente, una Feria sin vino es como un velatorio sin flores.