El PSC y CiU, que durante los dos años y medio de experiencia del tripartito estuvieron enzarzados en una áspera batalla política no exenta de descalificaciones, ataques y amenazas, han enterrado de momento el hacha de guerra y han acercado posiciones ante el referéndum sobre el nuevo Estatuto catalán que se llevará a cabo el 18 de junio. Así lo dejaron ver ayer los líderes de los socialistas y los nacionalistas catalanes, José Montilla y Artur Mas.
El primer secretario del PSC y ministro de Industria aseguró que en las filas socialistas están «muy contentos de que CiU esté eufórica» tras la ruptura del tripartito porque «esto quiere decir que trabajarán a fondo a favor del 'sí'» de cara al referéndum, «igual que se implicará el PSC». Aún así, Montilla recordó que CiU es un rival político y electoral del PSC, y dijo por ello que «no se piense que tiene ganadas las elecciones, porque a nosotros no nos faltarán argumentos para ser los vencederos» de los próximos comicios autonómicos.
El dirigente socialista indicó que «el PSC, como CiU, quiere ganar, y si podemos, gobernar solos». De momento, consideró también «que hablar por adelantado de tal o cual política de alianzas no tiene sentido», en alusión a posibles pactos con la federación nacionalista tras las elecciones, y aseguró que, igual que CiU «irá a las elecciones a ganar», el PSC, «también».
«Que no piense que tiene ganadas las elecciones, porque no las ganará», dijo Montilla sobre Mas. Asimismo, afirmó que el PSC «decidirá el momento más adecuado para nombrar a su candidato» a la presidencia de la Generalitat en las próximas autonómicas, que, en principio, debería ser Pasqual Maragall, y todavía «no se lo ha planteado». La nominación de Maragall tiene una fuerte contestación interna en el PSOE, e incluso hay sectores del PSC partidarios de que el presidente de la Generalitat no opte a la reelección.
El presidente de CiU, que en la reunión que mantuvo con Maragall el jueves recibió la oferta de que socialistas y nacionalistas hagan «alguna cosa en los próximos mes y medio o dos meses a nivel del Parlamento de Cataluña», se pronunció incluso a favor de celebrar «algún acto puntual» de campaña a favor del «sí» en el referéndum «conjuntamente con el Partido Socialista, con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y también con el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall».
Mas recordó que «ya lo he pedido en otras ocasiones», y «siempre hemos visto a los socialistas reticentes» ante los actos políticos conjuntos. Montilla no rechazó de plano la propuesta de Mas, pero puso en duda su viabilidad porque «cada partido ha de hacer su propia campaña» para «arrastrar a los suyos». Pero no descartó que «pueda haber coincidencias en algún acto» organizado de común acuerdo.
Diferencias
El líder de CiU dejó claro que una cosa es montar mítines conjuntos con el PSC en la campaña del referéndum y otra bien distinta gobernar juntos después de las elecciones catalanas. Sobre este particular, dijo no querer «ni oír hablar» porque «en Cataluña queremos un gobierno fuerte, cohesionado y unido, con ideas claras, con un buen proyecto, con capacidad de liderarlo y con un presidente fuerte que no dependa de ninguna estructura de ningún partido de Madrid». En este sentido, Mas destacó que «aspiro a que eso sea un gobierno de CiU».
El líder nacionalista expresó su convencimiento de que «la experiencia de un gobierno tripartito no se volverá a repetir» después de las autonómicas porque «el pueblo de Cataluña ha quedado vacunado» contra esta opción y mucha gente «ha quedado fatigada y asqueada». Por su parte, el líder de UDC (el socio menor de CDC en CiU), Josep Antoni Duran i Lleida, creyó conveniente que Maragall debería «anunciar» que no volverá a ser candidato del PSC.
El presidente del PP de Cataluña, Josep Piqué, dio por hecha la pinza PSC-CiU de cara al referéndum del Estatuto que, a su juicio, es «una permanente asfixia» e impide «un cambio de verdad» en Cataluña «desde 1980». Este fenómeno político, que el dirigente popular calificó con el neologismo de «socioconvergencia», se traduce en que CiU «quiere volver al poder como sea» y «consolidar al PSOE en el Gobierno de España».
Por estos motivos, el PP hará una campaña contra el Estatuto con el lema Piensa en la gente y di que no, porque el texto es «malo» para los catalanes y «lo mejor que puede pasar es que no salga aprobado».