Los amantes de Marbella no aguantan más. Todo parece indicar que la célebre frase «dientes, dientes, que es lo que les jode» no ha logrado repeler a los que escriben de corazón. Isabel Pantoja y Julián Muñoz han remitido una carta al Go-bierno -a través del Congreso de los Diputados- para quejarse del «acoso» que sufren por parte de los medios de comunicación. Tanta cámara y tanta foto les vuelve locos. Los enamorados han reclamado una mayor autorregulación del sector ante la proliferación de la prensa rosa, que ha hecho caso omiso a la blancura dental que puedan lucir la tonadillera y el ex alcalde en sus encuentros con los profesionales del cotilleo.
La pareja opina que los paparazzi se están pasando de la raya. Que no pueden dar ni un paseo sin que aparezcan cámaras y micrófonos -se supone que las preguntas indiscretas también acerca de la probable encarcelación de Muñoz por sus trastadas urbanísticas- y que los corazonistas ejercen un «abuso de posición avasalladora» cuando les abordan en sus ratos de asueto. Y ahí no acaba el lamento. Se quejan los novios de sufrir un «constante ataque a los derechos constitucionales a la intimidad, la propia imagen y el honor». Así que decidieron mandar una carta al Gobierno a ver qué hay de lo suyo...
El Ejecutivo atendió la misiva de socorro y les respondió con celeridad. El asunto está así: «El ordenamiento jurídico prevé mecanismos adecuados y suficientes para responder ante ataques injustificados y desproporcionados al derecho a la intimidad y al honor». Hablando en plata: que se busquen la vida. La pareja deberá contentarse con la protección legal vigente. Nada de favores ni intervenciones gubernamentales
El Gobierno ha destacado que la libertad de informar tiene plena eficacia siempre que las actuaciones periodísticas no impliquen una «intromisión ilegítima» en el ámbito de la privacidad del sujeto afectado. Pantoja y Muñoz se colgaron precisamente de este argumento. Llevan tiempo denunciando la «falta de privacidad» que sufren por culpa de los indiscretos periodistas del corazón.
Pero el Ejecutivo ha puntualizado en seguida su discurso: «Quienes optan por ejercer una profesión de proyección pública o cargo público aceptan voluntariamente la reducción de la zona de reserva en todo lo relativo y vinculado a su actividad profesional».
La pareja no se ha pronunciado después de conocer la opinión del Gobierno. La reina de la copla y el ex alcalde tendrán que seguir lidiando con los escribas del cotilleo. Con dientes o sin ellos.