La Real Sociedad, que ayer por la tarde realizaba su último entrenamiento antes del choque de hoy en las instalaciones de El Rosal (Puerto Real), llega a Cádiz con la moral mermada tras la inesperada derrota en casa ante el Sevilla que rompió una racha de cuatro jornadas sin perder, que pueden ser a la postre las que le mantengan un año más en Primera.
«Rival directo» y «nueva final» son los calificativos que se han utilizado en el entorno realista al hablar de este partido, en el que los blanquiazules, aunque no lo digan, firmarían un empate que, a falta de dos jornadas, dejaría a los gaditanos a seis puntos, una distancia insalvable salvo triples o cuádruples empates.
La baja de López Rekarte será cubierta previsiblemente por Dani Cifuentes, inédito desde la llegada de Bakero, mientras que la de Nihat se compensará, como en salidas anteriores, reforzando el centro del campo con Mikel Alonso y situando a Skoubo como única referencia en el área rival.
Con mimbres similares ha sido capaz la Real, en sus dos últimas salidas, de empatar en el Bernabéu y ganar a un Villarreal que estaba más pendiente de su semifinal de Liga de Campeones que de ese encuentro de Liga.
Precisamente, Cifuentes aseguró ayer que los donostiarras deben ser «listos» en el partido que juegan esta tarde en Cádiz y disputarlo «al margen del árbitro y del público», ya que la presión podría desconcentrarlos en un partido tan importante para sus intereses. Asimismo, consideró que el Cádiz «es un equipo compacto, con hombres rápidos y cuyo público les apoya al cien por cien».