El puente del primero de mayo ha vuelto a ser una gran prueba de fuego para comprobar definitivamente que el tráfico que soportaba la travesía arcense se ha visto notablemente reducido, hasta el punto de soportar un ochenta por ciento menos de lo que lo hacía antes de estar inaugurado el tramo cuatro. En este puente más que visitantes provinciales de la Sierra, que también los hay, lo que venía significando el gran grueso de la circulación es el numeroso grupo de serranos que comienzan a visitar las zonas de playa de la provincia, propiciadas por las altas temperaturas. Se comprobó que los problemas de retenciones continúan.