La Balona logró ayer un importante y muy trabajado triunfo que le permite seguir manteniendo intactas sus opciones de disputar la promoción de ascenso a Segunda División B. Todos sus rivales directos lograron sumar, por lo que los puntos eran más importantes que nunca para los de Procopio, que hicieron bien su trabajo en la segunda mitad, en la que fueron muy superiores a un Puerto Real bien plantado, pero carente de ambición.

Si Rafael Escobar quería demostrar que su cese la temporada anterior fue injusto no lo consiguió, ni mucho menos. Es más, el cordobés demostró que su sistema es muy previsible y encajó dos goles de pizarra en los que los linenses destrozaron su defensa en línea entrando desde atrás, algo que habían ensayado durante toda la semana.

También es verdad que el partido se puso de cara para los locales desde el comienzo. Corría el primer minuto de juego cuando Iván López aprovechó, entrando en velocidad desde atrás, el característico pasito adelante de la defensa del cordobés, lo que le hizo plantarse solo ante Bocardo. No obstante, el murciano tuvo tiempo para adornarse con un recorte antes de batir magistralmente la portería del Puerto Real en el primer disparo a puerta de la Balona.

Sin embargo, a partir de entonces se le nublaron las ideas. Tanta imprecisión en los albinegros terminó por dar alas a los visitantes, que pasada la media hora aprovecharon un remate de cabeza de Juanmi para poner las tablas en el marcador. Por cierto, el fallo en la marca de la defensa local fue clamoroso, ya que el jugador puertorrealeño estaba completamente solo. El gol pareció despertar a los de Procopio, que adelantaron posiciones aunque con más corazón que cabeza, ya que se limitaron a imponer un ritmo más directo, sin demasiadas florituras y evitando el paso del esférico por la zona de creación.

Recomponer líneas

Procopio tuvo que mover el banquillo y recomponer a su equipo de una manera mucho más lógica. Sacó a Barrios del terreno de juego, pasó a Diego López al doble pivote y metió en la banda a Charly para ganar en velocidad. Dos minutos más tarde sustituyó a un Miguélez desaparecido y dio sitio a Ángel, que volvió a demostrar que su titularidad debe ser incuestionable.

Con estas variaciones el equipo fue otro. El medio campo se controló a la perfección y Diego López y Dani Olsson tocaban a placer y distribuían el juego con un criterio mucho más acertado.

En el 67' trazó un pase genial a la carrera de Diego López, quién entrando desde atrás y ganando la espalda a la zaga de los de Escobar conectó un disparo perfecto que se introdujo como un obús en la meta de un desesperado Bocardo. Un auténtico golazo, de lo mejorcito de toda la campaña.

Con el segundo gol local los visitantes desaparecieron del terreno de juego. Por si quedaba alguna duda, y para tranquilizar a una afición que ya se había olvidado de lo que era vivir un final de partido con tranquilidad, Dani Olsson puso la sentencia en un lanzamiento de falta, casi sin ángulo, desde la misma línea de fondo pegada a la cal del área grande. El esférico, entre un bosque de piernas, terminó en el fondo de las mallas.

En definitiva, triunfo justo, algunas dudas sobre el juego de la primera parte, y a esperar una jornada más el pinchazo de los de arriba. Ahora llega un derbi ante la Unión que se antoja trascendental, otra vez.