Los cuerpos de los tres militares italianos muertos el jueves en un atentado en Irak llegaron ayer al aeropuerto romano de Ciampino, donde junto a los familiares esperaban el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, y el primer ministro, Silvio Berlusconi. Los cadáveres llegaron en un avión militar C130 desde Nasiriya, la provincia en el sur de Irak en la que permanecen desplegados cerca de 2.600 soldados italianos.

Una bomba colocada en la carretera explotó al paso del vehículo en el que viajaban cinco militares y mató a cuatro de ellos, los italianos Nicola Ciardelli, Carlo de Trizio y Franco Lattanzio y el rumano Bogdan Hancu.

Además de Ciampi y Berlusconi, en el aeropuerto militar de Ciampino estuvieron, entre otros, líderes políticos como el recién elegido presidente de la Cámara de Diputados, Fausto Bertinotti; el titular de Defensa, Antonio Martino, y el de Exteriores, Gianfranco Fini.