Fue tan cómodo que ya en el segundo cuarto parecía que se jugaban los minutos de la basura. Porque a los de Manolo Moscosio todo les vino de cara, si alguna oportunidad tuvieron los visitantes de ganar, ésta se desvaneció por completo cuando su jugador franquicia, Fulgencio Casanova, tuvo que dejar el partido por una inesperada lesión. Así que a partir de ahí, todo fue coser y encestar para los de casa. Con todo, el Canasta Unibasket fue un rodillo ayer a pesar de que no entraron demasiado enchufados en el partido. El Caja San Fernando se apoderó del rebote ofensivo y sembró por unos minutos la duda tanto en los jugadores, como en la grada del Municipal de Deportes. Pero duró un suspiro, lo que tardó en entrar Joaquín Cabral, un titán en el rebote y en la transición defensa-ataque. El ala pívot fue el microondas que necesitaba el Unibasket para reactivar un encuentro que se complicó en el primer cuarto (20-20).

Pero no fue sólo Cabral, con 17 puntos, el artífice de la victoria. La charla de Moscosio antes del primer cuarto surgió efecto en sus pupilos para que, apoyados en una excelente defensa mixta, dieron un estirón en el marcador. Además de la diferencia de nivel entre uno y otro equipo, los locales siempre fueron conscientes de lo que se jugaban.

Fiesta incompleta

Si el Grupo Salmerón Guadix hubiese caído ayer, el Canasta Unibasket hubiese entrado en la liguilla automáticamente, pero no fue posible. Los granadinos vencieron al Grupo Recio Qalat por 93-78 y demoraron las aspiraciones jerezanas de estar entre los grandes una semana más.

En fin, un entrenamiento con público para el equipo de Manuel Moscosio que le sirvió además, para comprobar su fondo de armario en cuanto a la profundidad de banquillo se refiere. Ayer no jugó ni Miguel Ángel Cabral.