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Viernes, 28 de abril de 2006
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Hace unos días leía una noticia que aludía a un estudio sobre la movilidad de los andaluces por razones de trabajo. La estadística, aunque no se mencionaba en la información -craso error- se refería a datos de 2001. Aún así me parece interesante rescatar alguna conclusión del informe realizado por el Instituto de Estadística de Andalucía. No voy a entrar en detalles de cifras y porcentajes - el estudio es prolijo y me parece además farragoso-. Pero sí destacaré que ha aumentado considerablemente la movilidad geográfica, sobre todo entre municipios de la misma provincia. También ha crecido el movimiento hacia otras provincias andaluzas y en menor medida hacia otras comunidades autónomas. Muchos de los jerezanos que trabajan fuera de Jerez, pero dentro de Andalucía, lo hacen en El Puerto de Santa María, Cádiz y Sevilla. En cuanto a los paisanos que ejercen su profesión fuera de la comunidad el porcentaje es pequeño, en relación a los movimientos intracomunitarios. El informe también indica que Jerez se ha convertido en centro de atracción laboral, señal de que la actividad económica va creciendo. Trabajar en el lugar de nacimiento es una ventaja. La familia está cerca, los amigos de siempre están cerca, se conoce a la perfección la ciudad, el entorno Además cuando se vive en un lugar privilegiado, como es el caso de Jerez, con ese clima, ese ambiente, esas fiestas, esos rincones, quién puede querer irse fuera a buscarse la vida, ¿verdad? ¿Para qué complicarse y buscar nuevos horizontes, nuevas experiencias? Porque ¿qué bonito es mi ombligo y cuánto me gusta mirármelo! Quien piensa esto está cargado de razones pero también está cerca del conformismo y lejos del atrevimiento. Claro está que todo depende, como decía la canción, de la persona y del trabajo al que nos refiramos. No todo el mundo está preparado ni personal ni profesionalmente para saltar a ningún sitio, ni todos los trabajos presentan las mismas oportunidades. Pero creo que muchos, en algún momento de su vida laboral, han podido pensar aquello de «y si me lanzo a..» o "qué pasaría sí ..". No sólo me estoy refiriendo a la posibilidad de volar a otro nido. Me refiero a las alternativas que cualquiera puede tener para trabajar en aquello que de verdad le satisface, le llena, le gratifica. Ese es el atrevimiento del que hablo y que considero una virtud. Emigrar para conseguir ese objetivo es sólo una de las opciones. Antes de esa hay otras muchas. Pero el origen es el mismo, el inconformismo. La comodidad está muy bien para el salón de casa pero no para trabajar toda la vida. Prefiero mil veces estar incomodo y disfrutar con el trabajo que hago cada día que vivir inmerso en la comodidad de la rutina más tediosa. Habrá quien piense que en esta vida hay condicionantes, hay imponderables que no se pueden salvar. Piedras en el camino es seguro que vamos a encontrar, pero es entonces cuando hay que tener actitud y ánimo. Es el afán de superación el que debe ayudarnos a superar los escollos. Para mí, eso de la resignación es solo una muestra de cobardía. No vale dejar que "pase la vida". Que triste es eso de que pase el tiempo y no nos demos ni cuenta. Y no solo estoy hablando de trabajo. La vida hay que exprimirla cada día, cada minuto, cada segundo. Ni un instante debemos ser infelices a conciencia de que lo somos y no intentar remediarlo. Ya se encarga la vida de proporcionarnos momentos agrios sin que nosotros los busquemos ni los provoquemos. Pero, ¿y la suerte? ¿Qué pasa con la suerte? ¿en qué lugar ponemos a la diosa fortuna? Pues en el lugar que le corresponde, en el de la mitología. La Suerte, con mayúsculas, es la que uno se busca, la que nos procuramos con nuestras propias acciones, no porque se nos aparezca la virgen. Me permito recomendarle un libro de muy fácil lectura y que a mí, no hizo más que reafirmarme en mis convicciones. Se trata de La buena suerte, escrito por dos economistas, Fernando Trías de Bes y Alex Rovira, publicado hace poco más de dos años y que se ha convertido en un auténtico best-seller. Este sí es un libro de autoayuda. Lo mío no es más que la reflexión de un emigrado satisfecho con su Suerte.



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