Joan Mesquida, el nuevo director general de la Guardia Civil en sustitución de Carlos Gómez Arruche -que podría pasar a la reserva del Ejército del Aire-, tendrá como misión prioritaria «sanear» y «modernizar» las maltrechas infraestructuras del Cuerpo, según fuentes del Ejecutivo. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha pactado en los últimos días con el titular de Defensa, José Antonio Alonso, el nombramiento de este gestor, civil y sin apenas perfil político, que estará «muy alejado» de las negociaciones del Gobierno con ETA sobre el proceso de paz.

La designación de Mesquida, cuyo nombramiento aprobará hoy el Consejo de Ministros, cierra un organigrama del Ministerio del Interior diseñado para gestionar la situación abierta tras el alto el fuego de la organización armada, en la que Pérez Rubalcaba centralizará toda la información del proceso. Sólo Alonso tendrá acceso a las informaciones sensibles sobre la banda que recaben los servicios secretos.

Retos

La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha aplaudido el nombramiento de Mesquida, que tendrá como gran reto acabar con el penoso estado de conservación de la mayoría de las 2.300 casas cuartel en las que viven 34.800 familias de guardias, plan aprobado en el anterior gobierno del PP.

Otro reto inmediato será el de sacar adelante cuanto antes el nuevo régimen disciplinario de la Guardia Civil que elimine las penas de prisión por faltas disciplinarias. Legislación pospuesta hasta ahora por los continuos desencuentros entre los anteriores ministros del Interior y Defensa, Alonso y Bono.